miércoles, 31 de octubre de 2018

Ya falta poco, Charles


Leclerc ya tiene que estar contando los días para ocupar asiento en Ferrari. Sauber va a medio ritmo desde verano y tiene que suponer un acicate enorme para el monegasco, el paso a una escudería que acostumbra a apretar desde el primero al último día de la temporada.

Está también Jules, su recuerdo, lo que no pudo conseguir su amigo y lo que ha logrado él: piloto oficial de la rossa con 21 años recién cumplidos. El sueño alcanzado y la responsabilidad de demostrar que todo ha merecido la pena y está capacitado para responder a la encomienda que la de Il Cavallino Rampante ha puesto en sus manos.

Queda un mundo por descubrir, mucho por hacer. Suelo hablar recurrentemente del desperdicio que supone tener tanto talento desperdigado entre escuderías que a lo más que aspiran es a que los números descuadren poco, pero son siempre de agradecer saltos como el que han dado Max, Lando, Carlos, Pierre o Charles. Buscan consolidarse y es mejor que lo intenten arriba o en medio que abajo, que a la mínima te pasa como a Pascal y el horizonte desaparece, lisa y llanamente porque te lo han birlado.

Ferrari no es una perita en dulce. Está atravesando un momento especialmente grave y Leclerc ha sido llamado, imagino, primero de todo para suplir a Raikkonen ayudando a Vettel, pero tal y como están las cosas en la cabeza del alemán, tampoco resulta descabellado pensar que el de Mónaco puede disponer de la oportunidad de liderar el proyecto como está haciendo Verstappen en Red Bull. A poco que Sebastian ceda la rodilla al comienzo de 2019, Charles va a ser la única respuesta posible precisamente por lo que decíamos más arriba: La Scuderia tiene que salir del agujero sí o sí. 

Pienso mucho en este tipo de contrastes, contradicciones más bien. Lo que le ha sido negado a Kimi estos años supone el que viene la única solución posible para Maranello. La mítica no puede permitirse más errores ni más dilapidación de talento disponible. Sus dos pilotos, incluso respetando la jerarquía, tienen que contar lo mismo desde el minuto 1. Se acabaron los sacrificios y las alfombras rojas, y aquí mismo se sitúa el milímetro cúbico de suerte que puede abrazar a Leclerc, porque como no ande listo el de Heppenheim, Charles perfectamente se lo puede comer.

En todo caso, que es a lo que vamos, ya queda poco para saberlo y el titular del Alfa Romeo Sauber número 16 tiene que estar contando los días y las horas que quedan para enfrentarse a su nuevo reto.

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No dudo de la calidad de Leclerd pero también es verdad que un motor mejor de lo esperado, un compañero tampoco a destacar y unos rivales empeñados en hundirse le han hecho posicionarse en lugares donde no estamos acostumbrados a ver un Sauber por lo que ha brillado más de lo esperado.
Espero que todas estas expectativas no impidan darle un margen de confianza y adaptación que todos necesitan.

A ver si esta vez lo mismos que lo encumbran no lo machacan.

Un saludo
Sr.Polyphenol