Mañana nos vestimos de gala y tengo noche como de niño esperando a los Reyes Magos. Me pasa como cuando Fernando se vistió de rosso: dos pasiones se encontraban; y aunque el asturiano ya es hombre WEC y lleva encima la victoria de las 6 Horas de Spa-Francorchamps junto a Kazuki Nakajima y Sébastien Buemi, dentro de unas horas, nuestro Bicampeón del Mundo F1 rodará por primera vez en formación de combate sobre el asfalto de La Sarthe...
Si os soy sincero, me da un poco lo mismo que no se sepa calibrar lo que está a punto de suceder o que haya quien insista en quitar mérito a una hazaña que no tiene igual.
Cada cual enseña sus vergüenzas como le viene en gana y las comparte con quien quiere y le escucha, pero las 24 Horas suponen una animalada así las disputes corriendo solo porque el enemigo a batir es la propia carrera, siempre es la propia carrera. Y si este sencillo esquema no nos entra en la cabeza difícilmente entenderemos por qué hay que cuidar del coche o por qué el piloto, sus compañeros de tripulación y el equipo al completo, deben andar finísimos durante una jornada completa, ya que si no se llega a la meta será la prueba la que haya vencido.
Y si compartes pista con más vehículos, como es el caso, suma la exigencia de no cometer fallos en tráfico, de enfrentarte a la noche, a los doblados, a los rivales que pueden aparecer porque en La Sarthe nada se puede dar por seguro, a las posibles inclemencias meteorológicas, a la posibilidad de sufrir un accidente y a las mil y una circunstancias que convierten las 24 Horas de Le Mans, cualquier 24 Horas de Le Mans, en un colosal santuario a cuyos pies hay más vencidos de los que podríamos contar en un par de vidas:
Los que quisieron participar y no pudieron; los que teniéndolo todo preparado se vieron obligados a desistir; los que lograron arrancar pero apenas dieron un par de vueltas; los heridos, los muertos; aquellos a quienes abandonó la mecánica o los neumáticos, o hicieron mal los cálculos; aquellos otros que sin comerlo ni beberlo se vieron envueltos en emboscadas de chapa y gasolina; aquellos de más allá que sucumbieron al cansancio... los que a puntito lo tuvieron pero se les escapó de las manos...
El expreso a Corellia está preparado. Cruzad los dedos, mañana son los entrenamientos, pero en dos semanas ya no habrá vuelta atrás.
Os leo.
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