La otra historia

Produce un cierto rubor tener que explicar esto, pero mientras ahí fuera se atacaba a McLaren o se la denostaba porque su proyecto carecía de cabeza —en alusión al trabajo de Zak Brown—, o porque con Dennis las cosas se hacían mejor, o porque no tenía dinero ni para pipas y así le iba, etcétera, etcétera, etcétera, en Woking pasaban cosas muy diferentes a las que nos contaban los especialistas de la prensa y los gurúes en redes sociales...

Es obvio que cada uno lee lo que le da la gana y se informa dónde y con quien quiere —excepción hecha de los pagafantas que se empeñan en venir a sufrir en Nürbu para enseñar herramienta y solicitar carnets patanegra—, pero manda un poquito de narices que la verdad y la realidad se vean ensombrecidas por un discurso facilón, que tiene como fin crear una historia alternativa que asegure el alimento de los juntaletras que la narran.

Disculpadme el tono, pero no me parece ni medio normal que habiendo tanto dato a la hora de contrastar lo que se escribe o dice, la actualidad responda siempre, o casi siempre, a una serie de constantes nacidas de la imaginación de aquellos que se autoestimulan creyéndose informadores.

En verano pasado, Zak Brown dijo públicamente que McLaren paraba máquinas en F1 para concentrar sus esfuerzos en una renovación global que no daría sus frutos antes de 2020. Casi un mes después, Fernando Alonso anunciaba su retirada al final de 2018 y reiteraba las claves ofrecidas por su jefe, aludiendo al abandono del MCL33 con la intención de preparar adecuadamente el MCL34 de esta temporada durante la terminación del estío y todo el otoño...

Y bien, ya conocemos la historia. Unos pocos valorábamos lo que sucedía a partir de Alemania bajo este prisma, mientras ahí fuera se alentaba un contexto totalmente ficticio que justificaba que a Woking se le diera hasta en el cielo del paladar por diversificar esfuerzos, por querer abarcar más de lo que daban sus brazos, por carecer de dinero o por mil y una pedorretadas más, que lo único que ha conseguido ha sido distorsionar la realidad hasta el punto de que a la británica no la reconoce ni la madre que la parió.

Iba a acabar pareciéndose a Williams, ¿recordáis?, y a lo mejor todo consistía en que para los plumillas y abundantes listos que pululan a nuestro alrededor, resultaba imprescindible que McLaren se pareciera a la de Grove porque con las alubias no se juega y, admitámoslo, porque sus lecturas de lo que acontece en la Fórmula 1 suelen ser ramplonas hasta decir basta.

Los hechos están ahí, y por si faltaba una guinda en el pastel, Alonso acaba de decirnos lo que deberíamos saber de sobra: se sacrificó el proyecto MCL33 para alumbrar el MCL34. Y el caso es que él parece contento con lo conseguido, y Norris y Sáinz también están contentos, y James Key va a desembarcar en Woking si no lo ha hecho ya, y viene Andreas Seidl mientras Bob Fernley ya ha tomado las riendas de la aventura McLaren en IndyCar...

Yo diría que de nuevo se la han metido doblada a los ilusos. A nosotros no, gracias a Dios. Por fortuna hemos ido poniendo las sucesivas cuentas del rosario en su posición correspondiente y el panorama que tenemos delante no sé si será el que más se acerca a la verdad, pero, desde luego, es el más honesto. Esto iba para largo, y pasito a pasito se está construyendo la Gran McLaren que anunciaba Zak Brown en julio del año pasado, y no, no había retórica en sus palabras, ni estaban huecas, lo que pasaba es que a los medios les convenía contar otra historia...

Os leo.