Hace unos días, hablando del equipo de Grove [Williams en blanco y negro], mencionaba que a la de Claire no le quedaba en este 2019 ni el viejo recurso de utilizar la máquina de la temporada anterior para salvar un comienzo de sesión mal planteado o definido, y ponía como ejemplo el MP4/18 de 2003, vehículo que aunque era un Newey patanegra, salió tan malo que hubo necesidad de apañarse con una versión pasada a limpio del MP4/17 del año anterior, que se denominó MP4/17D y permitió que los muebles de la británica no sufrieran los rigores del naufragio en toda su intensidad.
La verdad es que no me hacía falta haberme ido tan lejos. Force India ha sido hasta su conversión en Racing Point, el más reciente exponente de cómo se puede estirar un diseño de monoplaza como una goma de mascar, pero bueno, la saga lleva una unidad de potencia Mercedes-Benz en las entrañas de los vehículos desde 2014 y eso quizá lo explica todo...
Pero metámonos en harina. Incluso teniendo en cuenta a la de Vijay Mallya, esto de la estabilidad reglamentaria daría para un tomo de la Enciclopedia Británica —Encyclopedia Britannica en listo de la muerte—, porque viene siendo uno de los mayores fraudes que nos asolan, ya que depende del Grupo de Estrategia (F1 Strategy Group) alentado por Bernie para asegurar que los principales inversores en el deporte tuvieran una generosa cuota de control sobre el mismo.
En principio la cosa estaba incluso bien ideada: pones muchas pelas sobre la mesa y te amarras al Pacto de la Concordia por X años, un suponer, y parece razonable que a cambio puedas impedir que un mindundis te arruine los planes de negocio. Pero puesto en práctica ha dejado mucho que desear, pues desde 2009 a esta parte hemos sufrido tantos cambios de matices en las normativas correspondientes, que resulta incluso normal que las escuderías más pardillas esten pagando los platos rotos.
Para que nos entendamos, el Group de los cojones está compuesto por sólo 6 de los 10 participantes en el campeonato. Sobre el papel son los mejores, pero hablando de un sistema endémico que promueve la jerarquía establecida hay que coger todo esto con abundante papel de fumar, entre otras cosas porque Ferrari tiene potestad de veto —no lo ha usado jamás, aunque ha amenazado con utilizarlo tanto como Ferreras insiste en que la campaña electoral depende ¡más que nunca! de los errores de los líderes de los partidos—, y porque esos mejores velan exclusivamente por sus intereses amparados en las numerosas deudas de honor que pueden cobrar (léase descuentos en precio de propulsores, cajas de cambio, electrónica o cualquier otra chuminada o cesión de pilotos para que se fogueen... o simples equipos B). No hay Dios que saque nada en claro de sus reuniones salvo que el consejo de ancianos va a seguir enredándolo todo y jodiendo el espectáculo porque, imagino, es lo que más les conviene con tal de mantener su estatus.
Bueno, el panorama es el que es y tampoco creo que merezca la pena extenderse. El reglamento de 2009 proponía una cosa y Max Mosley mediante supuso otra bien distinta. El KERS quedó inhábil en 2010, pero como había que mantener el show se alentó una vía aerodinámica contraria al espíritu original que no ha sido precisamente barata, sino todo lo contrario. El acceso a la era híbrida supuso otro sindiós, y en 2017 se pretendía enmendar el asunto pero se ve que tampoco ha funcionado porque en 2019 hemos estrenado otro paquete de reglas que, de momento, no está sirviendo de gran cosa...
No me enredo. Si da la sensación de que la estabilidad es a día de hoy un imposible, tal vez sea porque a Brackley, Maranello y Milton Keynes, les sale más rentable consagrar la inestabilidad.
Los equipos pequeños las están pasando putas y eso se nota en cada carrera, y se notará más a partir de verano, aviso. Los fuertes siguen en su sitio de siempre, y como decía al principio: la falta de estabilidad normativa está haciendo el resto, ya que hoy no es posible, en el caso de Williams, ejemplo que estamos usando, recurrir al FW41 de 2018 o al FW40 de 2017, lisa y llanamente porque el reglamento y la actividad lo impiden.
Los equipos pequeños las están pasando putas y eso se nota en cada carrera, y se notará más a partir de verano, aviso. Los fuertes siguen en su sitio de siempre, y como decía al principio: la falta de estabilidad normativa está haciendo el resto, ya que hoy no es posible, en el caso de Williams, ejemplo que estamos usando, recurrir al FW41 de 2018 o al FW40 de 2017, lisa y llanamente porque el reglamento y la actividad lo impiden.
Total, que a algunos integrantes de la parrilla les es imposible ir para adelante, y para más bemoles, en la actualidad se les impide el noble ejercicio de retroceder un paso con tal de continuar, como hizo McLaren en 2003...
Os leo.
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