La vida no deja de sorprenderme, lo que bien mirado no deja de estar nada mal. Pero a lo que vamos, la peña está tan encasquillada con los datos y estadísticas, el timming, los tiempos por vuelta y la madre que parió a Peneque, que da la sensación de que el día que abran definitivamente los ojos se mueren del susto.
Daniil, por ejemplo. Se ha tragado hasta tan dentro que Red Bull le ha dado una nueva oportunidad integrándolo en Toro Rosso para 2019, que se ha olvidado completamente que le rompió las piernas en 2016, no se sabe muy bien si por haber puesto en su sitio a Vettel un par de veces o porque existía urgencia en subir a Max Verstappen al equipo oficial.
Sus números esa temporada son un desastre, pero es que hay un contexto que lo explica todo.
En 2017 Kvyat forma pareja (inicialmente) con Daniel Ricciardo en la de Milton Keynes. En Australia su RB12 le deja tirado por fallo eléctrico y, lógicamente, no puntúa. En Bahrein sí lo hace. Termina en séptima posición en Sakhir después de tramitar una prueba que no se puede catalogar de mala sino todo lo contrario. En Shanghai vuelve a hacerlo y da el primero podio de sesión a su escudería acabando tercero al finalizar el Gran Premio de China, por delante de aussie junior. En Sochi corre peor suerte, se calza a Sebastian por dos veces y después del correspondiente aunque controvertido Stop and Go, concluye en decimoquinta posición... Y fin...
Es bajado con carácter inmediado a Toro Rosso y su puesto lo ocupa la estrella emergente del equipo: Max. A partir de ahí todo es una caca pinchada en un palo y el de Ufá acaba admitiendo que está destrozado y no encuentra el norte...
A ver, se mire como se mire la situación no es muy normal que digamos, fundamentalmente porque hasta la llegada de la austriaca a la Fórmula 1 no había un equipo tan claremente filial como el de Faenza, ni mucho menos un tipo como herr doktor Marko, que se permite degradar públicamente a uno de sus pilotos (eso es lo que pasó) favoreciendo descaradamente a otro que, sentaros, iba por detrás del ruso en la general a pesar de las circunstancias que he relatado hace dos párrafos.
La cosa es más sangrante si cabe porque en el Gran Premio de España, luego de que Hamilton se lleve puesto a Nico Rosberg y ambos se vean obligados a abandonar, Verstappen gana en Montmeló gracias, también, a que Red Bull retoca la estrategia a Ricciardo.
Sintetizando, que es gerundio: el RB12 es un gran coche y por contra, el STR11 es bastante castañita, con el agravante de que a partir de verano lo será aún más debido a que Ferrari deja de proporcionar evoluciones a su unidad de potencia del año anterior (sí, 2015), y bueno, yo sigo entendiendo que Kvyat no entendiera nada ni cuál era el motivo exacto de su castigo. En las cuatro carreras que corre para Milton Keynes no se puede decir que lo hiciera mal, y de suyo, pasarlo a Toro Rosso suponía hundirle la vida...
Así que ante esta nueva oportunidad que goza nuestro protagonista en Faenza, a lo mejor nos vendría bien mejorar nuestra memoria de pez con algo de fósforo y Omega 3 en pastillas, para entender que el bueno de Marko se pasó tres pueblos en 2016 y ha podido decidir devolverle al ruso lo que le arrebató en su día, repito, sin razones deportivas que lo justificaran.
Os leo.
Así que ante esta nueva oportunidad que goza nuestro protagonista en Faenza, a lo mejor nos vendría bien mejorar nuestra memoria de pez con algo de fósforo y Omega 3 en pastillas, para entender que el bueno de Marko se pasó tres pueblos en 2016 y ha podido decidir devolverle al ruso lo que le arrebató en su día, repito, sin razones deportivas que lo justificaran.
Os leo.
1 comentario:
Consecuencia a su vez de las nuevas vidas que, impensadamente, eligen Ricciardo y Sainz. La mujer maltratada finalmente se larga, y su acosador se queda en un limbo.
Un hueco incómodo en la ordenada vida swiss made del cíclope. De dónde vas a sacarte un Webber ahora, para el New Vettel Project?
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