domingo, 7 de abril de 2019

Sato en Barber


La diferencia de planteamiento que existe entre los monoplazas IndyCar y los de Fórmula 1 hace prácticamente inútil cualquier comparación, no obstante, siendo menos pretenciosos y menos top, los primeros ganan por goleada a los segundos en cuanto a espectáculo ofrecido en pista.

No son tan rápidos ni potentes como los F1, pero también parece injusto compararlos con nuestros F2 porque su historia va de otra cosa diferente a lo que entiende como espectáculo la FIA. Buscan el combate cuerpo a cuerpo y, fundamental, que el piloto destaque sobre la máquina.

Ayer por la mañana apuntaba que Barber Motorsport Park es considerado como el trazado más soseras de la primera parte del campeonato [Toca Barber], pero está fuera de dudas que la tarde del sábado en Alabama fue entretenida a rabiar, tanto en la última sesión de entrenamientos como en la clasificación, precisamente porque el espectador pudo percibir perfectamente cómo algunos conductores iban a degüello mientras otros corrían peor fortuna intentando lidiar con sus neumáticos y el piso del circuito.

La posibilidad de acercarse a otro vehículo, a veces sólo para insinuar que hay capacidad de morder, los adelantamientos, las salidas de pista y los retornos, la pérdida o rotura de piezas, pinchazos y los pasos por garajes, incluso las banderas rojas o las neutralizaciones, tienen un distinto sabor a lo que concebimos aquí como carreras, incluso tratándose de Barber.

En fin, el equipo Rahall Letterman Lanigan Racing, Team RLL, se llevó el gato al agua en el Fast 6 del Indy Grand Prix of Alabama —similar a nuestra Q3 pero con los seis mejores tiempos—; Takuma Sato firmó la pole y Graham Rahal el segundo puesto, en una tarde (noche aquí) dominada por las plataformas propulsadas por Honda —en el Fast 12 únicamente hubo dos representantes Chevrolet, el Penske de Powell y el Carpenter de Pigot, y éste fue el único que pasó al Fast 6...

A falta de disfrutar de la prueba después del warm up, sólo puedo decir que me lo he pasado mejor en Barber que en St. Petersburg y Austin. Mañana os cuento más.

Os leo.

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