martes, 16 de abril de 2019

Stroll y El Paraíso


Poco dura la alegría en casa del rico. Tras un prometedor estreno con Racing Point en el que Lance Stroll llegó a puntuar en Albert park, dos circuitos normales como Sakhir y Shanghai nos lo han devuelto a la realidad como escupen las máquinas expendedoras de tabaco los billetes muy usados de 5 Euros.

A Stroll, como a Vettel, y salvando las distancias, se le han acabado las excusas una vez abandonó Williams para irse a la escudería de don Lawrence, su santo padre. Tiene ahora todo el equipo detrás y un monoplaza que sin ser un portento al menos chuta, no como el FW42 de Grove que les ha tocado en suerte a Russell y Kubica, o el FW41 de 2018, que no tiraba ni pa'atrás.

El caso es que el canadiense parecía que había encontrado el paraíso y se ha dado de bruces con El Paraíso, así, con mayúculas y en cursiva, que queda mejor, ya que la prensa especialista sigue dispensándole un trato condescendiente que huele a tributo al César.

Son dos años y unos meses los que lleva Lance en la máxima disciplina y se le sigue dando tregua y protegiendo como cuando comenzó su andadura sustituyendo a Valtteri Bottas en la de Claire —por cierto, vaya desperdicio hicieron con el FW40 tanto él como mi Felipe.

Si ya es triste que un piloto de los supuestos 20 mejores del mundo reciba a cambio de su trabajo toneladas de condescendiencia y comprensión, más triste es aún que la heredera de Force India, hoy Racing Point, se inmole en el altar de un onanismo paternal que no tiene pies ni cabeza. El Stroll que vemos en la actualidad es el mismo que corría en Williams, no es una sensación, es un hecho. Si hay suerte funciona así así, si no la encuentra sencillamente se deshace. Se supone que ha evolucionado pero os juro que no sé ver dónde. Maneja un coche distinto, mejor, está más arropado, como decía antes, pero Lance es un tipo por el que parece que no pasa el tiempo ni hace mella la experiencia.

Checo decía de él que es un piloto consistente y el más rápido de cuantos le han acompañado, pero era después de Melbourne y hoy no hay apenas noticias ni mucho menos opiniones donde rascar. Bahrein y China han pasado factura sobre las cualidades del de Montreal y me temo que esto sólo es un nuevo principio, muy similar al que ya vimos a comienzos de 2017: Lance, the origin.

Os leo.

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