lunes, 15 de abril de 2019

La cuarta, en Long Beach


En este diario que me he montando para contaros mi particular experiencia siguiendo por primera vez la temporada completa de la NTT IndyCar Series, pasamos sin casi sin pestañear de la carrera en Alabama [«Perro viejo» Sato] al cuarto episodio de la saga: Grand Prix of Long Beach.

Había visto resúmenes, algún trozo de la prueba otros años —soy más de óvalos—, y venía avisado de que me lo iba a pasar en grande en California. Y sí, disfruté a pesar de que supuso un apabullante paseo de Alexander Rossi desde el mismo sábado, y contando con que la coincidencia con el Gran Premio de China lastró mi capacidad para estar a todo, algo que me lleva a quitar el sombrero ante los que han abarcado en el mismo fin de semana no sólo la Fórmula 1 y la IndyCar, sino las 4 Horas de Paul Ricard, la Formula E, la Blancplain en Monza...

Sin duda mi tiempo debe correr más acelerado...

En fin, Long Beach, amén de traerme recuerdos de épocas pasadas, cuando nuestro deporte visitaba tierras norteamericanas con asiduidad, me gustó por el mimo con que la realización trasladó al aficionado el ambientazo reinante y la vibración y velocidad de la carrera, que si bien en su cabeza tuvo relativo poco movimiento, dio el do de pecho en las continuas peleas detrás.

Suelo abundar en este aspecto, pero puesto que la ocasión la pintan calva, cabe recordar que ayer mismo, Lewis Hamilton estuvo a punto de doblar en Shanghai al sexto clasificado (Pierre Gasly) sin imprimir un ritmo excesivo a su W10, básicamente porque la cita fue muy cómoda para el británico, mientras que en la costa oeste de los USA ocurría todo lo contrario —las vueltas perdidas comienzan a partir del duodécimo clasificado (Patricio O'Ward)— y la sensación fue radicalmente distinta porque el trazado es corto y la parrilla se mantuvo bastante compactada, circunstancia muy bien aprovechada por la retransmisión.

Pero como decíamos antes, aunque bonita, Long Beach no dejo de ser una carrera dominada casi de cabo a rabo por Rossi. Gestión, control de las sucesivas ventajas y más gestión. El incidente entre Harvey, Pigot y Ericsson (al sueco le cayó un Drive Through como responsable), puso algo de pimienta al escenario, pero se disipó pronto porque en el relanzamiento después del periodo de Caution, el californiano de Auburn marcó inmediatamente el territorio a Dixon.

La opción ganadora era a dos cambios de neumáticos y Penske supo llevarse el gato al agua para colocar a Josef Newgarden en la mejor de las posiciones posibles para continuar liderando el campeonato. La primera ventana de paso por boxes se abre alrededor de las vueltas 24/25, pero el Team de Carolina del Norte mantuvo a su piloto en pista unos giros más (hasta el 28), facilitando con ello que Newgarden encontrase ventana para intentar ir a por Rossi, cosa que en ningún momento estuvo en su mano hacer.

El dominio de Rossi no tuvo paliativos. Después del segundo cambio de gomas Newgarden mantuvo sus opciones a la espera de un problema en el coche del piloto del Team Andretti o una nueva Caution, pero como ambas circunstancias no se dieron, tuvo que conformarse con obtener 41 puntos que le aseguran afianzarse (de momento) como máximo candidato al título, ahora con Rossi detrás, a 28.

Os leo.

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