domingo, 21 de abril de 2019

Pierrot


Con lo bonito que resulta poder hablar de automovilismo sin pretender pontificar, resulta que la vida se nos ha llenado de gente que necesita saber la verdad porque en caso contrario no duerme tranquila. Y van y exigen que todo sea cierto y contrastado, y si no, te montan el pollo, o lo que es peor: un hilo donde aclarar que ellos la tienen más grande que tú...

Si las redes sociales han sonado siempre a remedo de taberna donde conversar, ha querido el tiempo que se hayan tornado en ágoras de pandereta y chiflo donde, quien más, quien menos, se pone a dar lecciones sin que nadie se las haya pedido. De política, de astronomía, de fútbol, de calceta, ¡qué más da! También de Fórmula 1, ¿por qué no...?

Me trae al mal andar esto de tener la sensación de entrar en un paraninfo universitario cada vez que poso el pie en Twitter o Facebook. Para ser exacto me recuerda a las viejas cenas de Navidad y Nochevieja con mi familia política —desde que mi suegra está postrada en la cama, por fortuna se ha roto la rutina—. Mis cuñados y cuñadas tienen toda su vida a cuestas, títulos y bagaje profesional, y también éxitos más o menos contrastados —sus fracasos son una incógnita, of course!—, pero siempre les ha perdido esa fea capacidad de intentar demostrar que saben caminar sobre las aguas, cuando el único que conoce ese arte soy yo...

Bueno, debo confesar que ellos y ellas no saben qué cojones pinto en sus vidas ni a qué dedico la mía, más allá, claro, de que estoy ahí a todas horas, cuido de Amama, resuelvo los recados y la intendencia menor, ofrezco apoyo en los momentos difíciles y me estoy convirtiendo en un portentoso cocinero que elabora estupendas tortillas españolas que luego mi cuñada mayor trocea en cuartos y comparte en tupper con mis sobrinas nietas Cora y Alma, para que las chiquillas, por recomendación de sus padres o su abuela, le agradezcan a ella los servicios prestados...

En mis horas libres también produzco un licor de arándanos que ahora mismo estoy probando, o un legendario patxaran casero que este año no ha podido ser porque ha habido poca cosecha de endrinas por mi zona. Pero no me quejo, que es a lo que vamos. En la vida sumas o te dedicas a que los demás te juzguen, que no es el caso porque de tribunales y sanedrines estoy hasta el mismísimo gorro.

Me estoy distrayendo y es algo que no pretendía...

Gasly, sí, Pierre. Según la prensa especialista y los gurúes estaba deshauciado a la salida de Melbourne. Después de Sakhir salió así así, muy tocadito, que herr doktor Marko es mucho señorito de cortijo y el austriaco ya venía amenazando. Pero en Shanghai, ¡zas!, el francés ha recuperado sus opciones en Red Bull y, atendiendo a determinados pronósticos, a lo mejor puede varilla a Max antes de que termine la temporada.

No quiero ponerme muy pesadito con este tema, pero la mayoría de conversaciones y confrontaciones en redes sociales, surgen de la opinión de plumillas que tienen que llegar a fin de mes como sea. Hoy es blanco, mañana es negro, todo sea por la magia de su Santidad el Clickbait. El francés estaba tan necesitado de tiempo en Australia como en China, lo que ha habido es una indiscutible mejora fruto de un proceso de adaptación bastante bien llevado, sea dicho de paso. Lo de menos son las trincheras que se han montado a cuenta de si merece su plaza en la de Milton Keynes. Pierrot (gorrión en galo), se está enfrentado a un duelo desigual con el elegido, y además está lidiando como puede con un entorno más hostil que el que se encontraron los defensores de Grozni durante la guerra chechena.

Necesita tiempo, es obvio decirlo, pero nuestra taberna precisa de que estemos al cabo de la calle y manejemos la verdad, y ahí que al fenómeno casi le hemos cortado las alas antes de que haya comenzado a volar.

Os leo.

1 comentario:

pocascanas dijo...

En todo caso, nos da una relativa referencia de la finura de su compañero.
Es curiso, pero en situaciones similares de tanta desigualdad entre compañeros de equipo, se ensalza al "macho alfa" del team...