jueves, 18 de abril de 2019

Froilán, 1954 [#24LeMans 22]


Ferrari venía de ser vencedora en el World Sportscar Championship del año 1953 y como líder del de 1954 con los mismos puntos que Lancia (14), lo que en cierto modo justificó que ante la edición correspondiente de Las 24 Horas, hubiera marcas que prefirieran dejar pasar la ocasión porque, en esos instantes, medirse con la italiana en Resistencia suponía apostar a doblar la rodilla casi seguro.

Vittorio Jano mantenía vivas las ganas de resarcirse de la equivocación del año anterior —el Lancia D20 era lo suficientemente bueno sin sobrealimentar su motor, y la idea de aplicar la innovación al 2.7L Supercharged V6 había resultado nefasta porque se había perdido fiabilidad—, pero la de Turín prefirió la máxima concentración de su mejor ingeniero en el programa de Fórmula 1. Algo parecido sucedía en Mercedes-Benz, que tenía la vista puesta en el Mundial de Pilotos de la FIA y participar en La Sarthe sencillamente le quedaba muy a desmano...

Alfa Romeo acusaba uno de sus ciclos económicos débiles y también declinó estar en Le Mans, lo que definió una caída de inscripciones oficiales que supuso campo abonado para las participaciones privadas. Sea como fuere, de los más de 128 en 1953 se pasó en un abrir y cerrar de ojos a tan sólo 88 candidatos en 1954, y lógicamente, parte de los garajes quedaban vacíos porque los comisarios definieron la parrilla en 61 participantes, de los cuales, dos se abstuvieron de iniciar la prueba y otros dos no llegaron a ver el banderazo de salida.

57 vehículos en total partían el sábado 12 de junio en pos de la victoria final, todos ellos conscientes de que había que batir a Ferrari, sobre todo Jaguar, que había hecho de Le Mans su casus belli para el año 1954. Su defensor: el D Type, un coche de formas delicadas con un centro de gravedad muy bajo, una cuidadísima carrocería, consumo muy controlado y un peso liviano y los fabulosos frenos de disco que ya mostraron su eficacia en 1953, en los C Type.

Arranca la carrera con meteorología amenazante. El handicap para Ferrari está en la solidez de sus tripulaciones, pero González [José Froilán González, «Il Testone»] disipa cualquier duda. El argentino lidera la scuadra y es primero durante las horas iniciales de la tarde del sábado. Le siguen dos rossi más y, a cierta distancia, Stirling sobre Jaguar, el cabrón de Moss, escoltado por el cat número 14 de Tony Rolt y Duncan Hamilton.

El mano a mano resultaba algo desigual. Ferrari era puro músculo. El 375 Plus estaba dotado de un V12 de 4.995 cc. que entregaba nominalmente más de 330 caballos, cifra que, lógicamente, resultaba inferior en La Sarthe con la intención de cumplir con las exigencias de consumo en las 24 Horas. En todo caso, era mucha la diferencia habida con los 250 caballos del 3.4L I6 de los coches de Coventry, aunque a favor de ellos contaban sus casi 150 kilos menos y la enorme velocidad punta que alcanzaban en Les Hunaudieres, alrededor de 271 km/h. Obviamente, los Ferrari se sacrificaban en recta pero imponían su brutalidad en las curvas y el terreno virado, y lo más importante para lo que nos ocupa: siempre sacando ventaja, al menos hasta que el cielo empezó a descargar agua, momento en que las prestaciones de los coches dejaron paso a la cabeza, temple y manos de los conductores.

Stirling aprovechó la ocasión. Se deshizo de sus oponentes y antes de que la oscuridad empezara a lamer el horizonte de La Sarthe, ya lideraba la prueba tras haberse quitado de encima al Ferrari de González. No obstante, el exceso de confianza que había mostrado Jaguar al presentarse en Le Mans iba a penalizar a la armada británica —el D Type precisó de un grandísimo afinado de cara a la cita gala, y los tempo se habían apurado tanto que las unidades llegaron el jueves por la noche al circuito sin sus correspondientes manos de pintura—. El caso es que los tres vehículos sufrían prácticamente a la vez el mismo tipo de problema en el sistema de alimentación, lo que les llevó a arruinar la ventaja y perder algunas vueltas.

Caía la noche y Cabezón y Marzotto se mantenían delante con sus dos Ferrari. Quedaban 47 vehículos en pista y en las siguientes horas iban a abandonar otros 9 más, incluyendo el del italiano y el Jaguar de Moss. Lloviznaba, estaba seco o caían chaparrones según fuese la zona del trazado. Trampas, todas ellas, complicadas de tramitar a la luz de los focos y A un ritmo endiablado para lo inclemente de la meteorología y lo difícil del piso. El arranque de la madrugada se complicó aún más. O llovía o no llovía, sin término medio. El número 4 de Ferrari continuaba al frente y el D Type de Peter Whitehead y Ken Wharton le seguía a casi dos giros de distancia, intentando recortar terreno por todos los medios y con el 375 Plus de Rosier mordiéndole los talones.

No había amanecido cuando Alfonso de Portago rompía el motor de su Maserati A6GCS. Sólo quedaban 31 autos en liza pero la sangría continuaba. Caían consecutivamente el Ferrari 375MM de Walters y Fitch, del equipo de Briggs Cunningham; el Aston Martin DB2/4 Vignale de Colas y Da Silva Ramos, el Jaguar de Whitehead y Warton, el Aston Martin DB3S Coupe de Bira y Collins, el Porsche 550/4 RS 1500 Spyder de Hermann y Polensky —segundo coche en retirarse de los cuatro que había traído la de Stuttgart a Le Mans...

Duncan Hamilton iba desatado. El tripulante del único Jaguar en carrera era consciente de sus limitadas oportunidades. Se había colocado segundo mientras el ritmo impuesto hizo que el Ferrari de Manzon y Rosier flaqueara hasta decir basta. Sólo contaban el rosso número 4 y el verde dorsal 14. Era un duelo a dos aunque la suerte se coloca momentáneamente del lado de la de Coventry, ya que durante un relevo, el 375 Plus se niega a ponerse en marcha con Froilán en el habitáculo.

Son momentos de extrema tensión. En el garaje inglés se percatan de que Ferrari tiene problemas y hacen señales a su piloto para que ponga toda la carne en el asador. Son dos vueltas las que lleva de ventaja el coche italiano y la británica sueña con evaporarlas. El Ferrari es revisado una y otra vez, González se baja y vuelve a subirse de nuevo, y cuando responde por fin el encendido del vehículo el Jaguar ya está a la vista y en el mismo giro...

Pero lo mismo que la fortuna regala también quita en Le Mans.

Rolt cometerá un error que a punto está de terminar con sus opciones. Mientras repara los desperfectos el 375 Plus recupera la ventaja, aunque comienza a llover con fruición sobre La Sarthe. Como suele ser habitual durante las mañanas de los domingos, los pilotos hacen relevos cortos para paliar el cansancio acumulado. Maurice Trintignant para con la intención de dejar el volante a Froilán González y de nuevo el coche se pone testarudo y se niega a arrancar, y en esto, ajeno a que la victoria está tan cerca, Tony tira todo por la borda al entrar prematuramente para cambiar sus gafas.

El mano a mano posterior mantiene en vilo al público congregado. Ferrari y Jaguar van en un puño a falta de una hora para que termine la prueba. González y ahora Hamilton, luchan con denuedo por llevarse una primera posición que al final caerá del lado de la italiana.

302 giros completos habrán realizado el argentino y su compañero Trintignant. Con 301 terminará oficialmente el Jaguar de Hamilton y Rolt. En tercera posición, a 18 de estos, el Cunningham C4-R de Spear y Johnston. Sólo quedan sobre el asfalto 20 coches de los 57 que partieron el día anterior, cuatro de ellos no han cumplido los requisitos y serán descalificados...

Os leo. 

< British cats, 1953 [#24LeMans 21]

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