La imagen de entradilla es del año pasado pero tanto da porque en Ferrari parece que no pasa el tiempo. Hemos cambiado a Arrivabene por Binotto pero la vecchia filosofia permanece intacta, que a fin y a cuentas es lo preocupante.
Ser segundos puede resultar bastante cómodo pero no se arregla nada con ese puntito de autocondescendencia que empapa la actividad de la rossa. Mercedes AMG golpeaba en Australia, volvía a hacerlo en Bahrein, y en China ha comenzado golpeando de nuevo, y no pretendo ser alarmista, pero van tres de tres después de que en Montmeló diera la sensación de otra cosa, que sé que me entendéis.
No sé qué coño ha sucedido, la verdad, pero yendo a remolque de Brackley resulta complicado imaginar que este año vaya a ser tan revolucionario como se prometía cuando John Elkann decidió zanjar las disputas interinas y acabar con el legado de Marchionne, para que, prácticamente a la vuelta de la esquina, planee sobre los tifosi esa maldita impresión de que no ha cambiado nada.
Si otros años la falta de fiabilidad nos visitaba a finales de verano o en otoño, esta temporada se ha adelantado considerablemente. Cuando, antes, una Scuderia fuerte en precampaña significaba dar batalla durante el campeonato, en 2019 la perspectiva es radicalmente diferente: la alemana corta el bacalao y la de Il Cavallino continúa mirando desde la barrera.
Nominalmente tenemos un buen coche pero por hache o por be sigue resultando insuficiente. Pecando de osado diría que en Shanghai se ha notado el cambio de las centralitas en las unidades de potencia italianas. Alfa Romeo no disfrutaba de esta supuesta ventaja y se ha deshecho en clasificación. Haas y Ferrari, que sí incorporaban la novedad, han dado muestras de que iban descargados de potencia seguramente en evitación de males mayores...
Las distancias con el máximo rival son pequeñas, no vamos a negarlo, pero la Fórmula 1 es un mundo donde los matices cobran muchísima importancia y continuamos estando detrás de Mercedes AMG cuando en buena lógica deberíamos estar ligeramente delante, marcando el paso y el territorio. Sea o no la fiabilidad la causa, sin duda Binotto sabe perfectamente de qué va todo esto y a él habría que preguntarle, pero mañana salimos a la defensiva y dependemos en buena medida de lo que haga Brackley.
Sinceramente, no me parece el mejor plan porque conocemos de sobra la tendencia que tiene Ferrari a que se le tuerzan los planes.
El drama está asegurado, y me gustaría equivocarme. Os leo.
Ser segundos puede resultar bastante cómodo pero no se arregla nada con ese puntito de autocondescendencia que empapa la actividad de la rossa. Mercedes AMG golpeaba en Australia, volvía a hacerlo en Bahrein, y en China ha comenzado golpeando de nuevo, y no pretendo ser alarmista, pero van tres de tres después de que en Montmeló diera la sensación de otra cosa, que sé que me entendéis.
No sé qué coño ha sucedido, la verdad, pero yendo a remolque de Brackley resulta complicado imaginar que este año vaya a ser tan revolucionario como se prometía cuando John Elkann decidió zanjar las disputas interinas y acabar con el legado de Marchionne, para que, prácticamente a la vuelta de la esquina, planee sobre los tifosi esa maldita impresión de que no ha cambiado nada.
Si otros años la falta de fiabilidad nos visitaba a finales de verano o en otoño, esta temporada se ha adelantado considerablemente. Cuando, antes, una Scuderia fuerte en precampaña significaba dar batalla durante el campeonato, en 2019 la perspectiva es radicalmente diferente: la alemana corta el bacalao y la de Il Cavallino continúa mirando desde la barrera.
Nominalmente tenemos un buen coche pero por hache o por be sigue resultando insuficiente. Pecando de osado diría que en Shanghai se ha notado el cambio de las centralitas en las unidades de potencia italianas. Alfa Romeo no disfrutaba de esta supuesta ventaja y se ha deshecho en clasificación. Haas y Ferrari, que sí incorporaban la novedad, han dado muestras de que iban descargados de potencia seguramente en evitación de males mayores...
Las distancias con el máximo rival son pequeñas, no vamos a negarlo, pero la Fórmula 1 es un mundo donde los matices cobran muchísima importancia y continuamos estando detrás de Mercedes AMG cuando en buena lógica deberíamos estar ligeramente delante, marcando el paso y el territorio. Sea o no la fiabilidad la causa, sin duda Binotto sabe perfectamente de qué va todo esto y a él habría que preguntarle, pero mañana salimos a la defensiva y dependemos en buena medida de lo que haga Brackley.
Sinceramente, no me parece el mejor plan porque conocemos de sobra la tendencia que tiene Ferrari a que se le tuerzan los planes.
El drama está asegurado, y me gustaría equivocarme. Os leo.
1 comentario:
No entiendo por qué Leclerc hizo Q2 con medios. Su compañero tuvo oportunidad de aclimatarse mejor a los blandos para la última vuelta lanzada.
Publicar un comentario