domingo, 9 de febrero de 2020

Ferrari is like that


Ferrari tiene una fascinante (y legendaria) capacidad para acabar dando la razón a sus enemigos, pero comprendo que no resultaría nada serio aludir a esta enigmática naturaleza para enfocar esta entrada.

También es verdad que esta óptica fatalista nos ayudaría a entender mejor cómo fue posible tirar la temporada 2019 a la basura disponiendo de un gran coche en pretemporada, cuyos conductores en el campeonato iban a ser un tetracampéon del mundo y una brillantísima promesa. Pero como decía antes, mejor abandonarla desde las primeras líneas para circunscribir el asunto a que las bondades iniciales del SF90 se perdieron antes del Gran Premio de Australia y recuperarlas lastró toda la campaña, con el agravante de que en Leclerc lidió bastante bien el coche mientras que Vettel naufragaba, hasta el punto de que se hizo necesaria una manita amiga en Singapur para que el alemán recobrara la confianza...

Obviamente, el escenario 2019 resultó cochambroso a más no poder, y el de 2020 no pinta mejor porque ya han empezado a darle a la italiana hasta en el cielo del paladar, lo que supone un aumento artificial de la presión que soportan by the face los cuadros y pilotos de Maranello.

Este próximo martes veremos por fin en qué consiste el monoplaza rosso, pero hasta que no pise Montmeló cualquier cosa que digamos va a caer en balde. En principio se ha recortado batalla y se sigue esta vez la filosofía de los coches de Brackley y por ende la del SF71H de 2018: menor rake y mayor confianza en la velocidad punta. La segunda ya estaba en el paquete de serie del SF90, la verdad, pero si realmente los tiros van por ahí veremos ahora si se han resuelto los problemas con las gomas y con el trámite de las zonas viradas de radio corto. 

En todo caso, que es lo importante hoy, mi fe en el vehículo es razonablemente alta, desde luego mucho más que en la dirección del equipo, porque como Mattia Binotto no coja el toro por los cuernos desde Melbourne, me temo que tampoco se podrá hacer nada.

Dicho esto, Ferrari dispone de bazas suficientes como para llevar a Mercedes AMG a la esquina del cuadrilátero, otra cosa es que los enredos intramuros deberían estar resueltos antes de iniciar la sesión, porque como La Scuderia siga con los ositos, la búsqueda de la confianza perdida y el sacrificar a Charles por un bien mayor, corre el riesgo de volver a dejarse los dientes sobre el asfalto, y con ésta ya serían cuatro veces que lo hace, que sé que nos entendemos.

Os leo.

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