A pesar de que entre semana me tomo menos libertades y procuro irme a la cama razonablemente temprano, por aquello de curarme en salud «por lo que pueda pasar» de madrugada, anoche pequé de lo lindo y me metí en el sobre casi a las 2.
Hoy martes lo estoy pagando de lo lindo, os podéis imaginar, pero considero que mereció la pena porque la última etapa de las 500 Millas de Daytona fueron electrizantes y la carrera, así, en general, de las muy bonitas.
No soy muy de los óvalos de la NASCAR pero de vez en cuando procuro meterme en vena ese puñetero sonido de ametralladora que producen los vehículos cuando pasan cerca de los micrófonos que captan el sonido ambiente. Hablé por teléfono con Elín mientras él hacía los bártulos para marchar a casa, disfruté de la segunda etapa al completo y en el intervalo subí a cenar algo y a continuar viendo la prueba desde el móvil. No tenía pensado aguantar demasiado, la verdad, pero por esas cosas que cada vez son más escasas en Fórmula 1, me vine arriba y fui del tirón hasta el término de la cita e incluso vi el sarao posterior...
Ganó Denny Hamlin y con ésta ya son tres veces que lo hace, y por lo que he leído en el grupo de Whatsapp, Newman está fuera de peligro después del feo accidente que sufrió ayer.
Volveré a pecar, eso es seguro...
Os leo.
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