Comprendo que con esto de que el jefe siempre tiene razón y si criticas la empresa, su producto y sus métodos, te expones a que te veten de por vida y más allá y encima te lo mereces, la gente no tiene tomada la medida a que hay quien prefiere arriesgarse a ser el dueño de su propia vida en vez de estar todo el día apartando moscas y oliendo vaya usted a saber qué aromas inconfesables.
Desconozco cómo anda el refranero británico en estos asuntos, pero el español es rico en este tipo de lecciones y «Más vale ser cabeza de ratón que cola de león» es uno de las más bonitas porque reconoce el valor de la independencia y el ser alguien, antes que ser nada salvo parte de un engendro mayor.
¿Alguien en su sano juicio querría que Ricciardo pasara a la historia de lo nuestro como el Bottas de Max Verstappen? Dudo mucho que haya quien levante la mano, pero es eso mismo lo que le esperaba en Red Bull: sumisión a los dictados de herr doktor Marko y la posibilidad de tragar sapos como en el Gran Premio de Azerbaiyán de 2018.
Seguramente Renault no es el sitio ideal, pero el éxito en su carrera ya lo obtuvo Daniel escapando ileso de la trituradora austriaca, un poco como cuando Sergio Pérez huyó de Woking. El australiano tiene su sitio en la francesa y deberá defenderlo este año frente a Esteban Ocon, y es fácil imaginar que tenga que hacerlo con uñas y dientes, pero cualquier mundo posible será siempre mejor que el que le esparaba al de Perth si se quedaba en Milton Keynes.
Tal vez no vuelva a ganar carreras, pero Ricciardo es libre, y esto es algo que no entienden los que han fiado su vida a ser colas de león sin arriesgarse a comprobar si se vive bien siendo cabeza de ratón. Que no os embauquen...
Os leo.
1 comentario:
Donde pone en esta entrada RIC, ponga hace diez años en la etapa post-MCL y antes de Ferrari a un tal ALO, y a ver ahora si lo llaman cabezón y sobrevalorado y todas esas gaitas a nuestro amigo aussie. Vivir para ver.
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