Mientras ahí fuera seguimos con el machaca moya y olé de si Fernando sí o Fernando no, y el gurú que perdió la tortilla de patatas insiste en leer la actualidad del deporte como cuando él lo dejó, los que no hacemos nada por el motorsport (sic) concluimos hoy el repasito a las escuderías que nos ha servido de entremés a la septuagésima temporada de Fórmula 1, y pena que en lo tocante a esta serie coincida terminar con una obviedad como un campanario de grande.
Y sí, es obvio que Mercedes AMG puede concluir su ciclo con otra doble victoria absoluta en Constructores y Pilotos, porque hoy por hoy tiene el equipo mejor engranado y más consistente, porque dispone de la más fiable y fuerte unidad de potencia, porque Lewis Hamilton se ha enchufado a empatar en títulos con Michael Schumacher y, fundamentalmente, porque el resto de equipos, con mayor o menor intensidad, sufren lo suyo para acercarse a la de Brackley.
Llevo años dando la turrada con la ventaja que supone para la alemana gozar de tanta comodidad desde 2014 y, en cierto modo, tengo ganas de que llegue 2021 para comprobar si en igualdad de condiciones sobrevivirá como punta de lanza de la parrilla o sucumbirá como le pasó a Red Bull en el amanecer de la era híbrida.
En todo caso queda un año para eso, pero resulta demasiado obvio que a poco que el W11 salga parecido al W10 y los rivales no se pongan las pilas de verdad, en 2020 nos arriesgamos a sufrir un nuevo paseo militar de la escudería que ha dominado durante seis años consecutivos, hasta ahora, y si fisuras, añado.
Os leo.
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