lunes, 3 de febrero de 2020

Pero es Ferrari


La verdad es que este tipo de fotos son un poco ridículas en plan porque sí y dicen muy poco de la creatividad de los encargados de este tipo de manifestaciones promocionales. 

Yo, sin ir más lejos, los habría vestido de jugadores de hockey profesional, mismamente de un equipo ficticio de la NHL al que apodaríamos La belva di Maranèl, cuyo uniforme tendría Il Cavallino Rampante como leit motiv sobre masa dominante de color rosso scuderia, comedido blanco y notas de tricolor italiana en medias y casco, y el escudo de Ferrari bien visible. Alquilaría por un par de jornadas el Madison Square Garden Arena y a los Rangers para cameo, y montaba un sarao de no menearse al grito de Get away Mercedes!, en homenaje a aquel potentísimo anuncio de prensa que utilizó McDonnell Douglas a comienzos de los ochenta del siglo pasado, para presentar el F-18 Hornet solicitando paso al legendario F-4 Phantom.

Cuidada iluminación y posición de cámaras, maquillaje y abundante sombra en los ojos, sangre de mentirijillas y algunos dientes pintados de negro, y os juro que hasta Piero Ferrari daba el papel en su posición de alero... 

Me dejo de historias. Te haces una foto en plan clase de colegio y tienes media guerra perdida, y lo que es peor: comienzas la temporada con la moral a media asta.

En serio, estas cosas hay que mimarlas. Unas buenas partidas al Mutantes en la Sombra o Call of Cthulhu, o Ragnarok; algo de paintball o de airsoft con entrenamiento previo impartido por un sargento retirado del SAS o de los Navy Seals; compadreo fraternal durante una semana, perdidos en una ladera de los Alpes más agrestes, sin acceso a internet ni móviles, y te presentas en pretemporada con ganas de comerte el mundo. Esto y la campaña publicitaria de la que os hablaba hace unos párrafos, obviamente...

Pero es Ferrari y los tifosi aguantamos que hayan comenzado a mearnos en la pierna porque la italiana es mentirosa o tramposa, o inútil, según decidan los british, y así no vamos a ninguna parte.

El respeto por los rivales se acaba en cuanto tocas Maranello y esto hay que cambiarlo de una vez por todas. Si juegas a lo que todos eres como todos, más si cabe si admites que hay cosas que cambiar cuando dentro del paddock nadie admite nada. Y cuando el juego ha terminado porque tus cartas son diferentes a las de los demás, y se te valora desigual, como bajo la mirada de una lupa, lo único que queda es gritar ¡pero es Ferrari!, en serio, no con la boca pequeña, y que el Forza! salga de bien adentro, de las entrañas, por no señalar otra parte...

Se vienen las presentaciones y lo único que espero es que no se repita el espectáculo de otros años. ¡Espíritu, coño, y desde la primera línea! Que sea algo diferente, ¡por Dios!

Os leo.

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