Una buena conspiración

Poco nos ha durado la alegría de haber conocido que Kubica se convertía en piloto oficial de Williams para 2019. Apenas una semana después han surgido con fuerza las conspiraciones más cachondas, y mira que lo tengo dicho: si os ponéis a maquinar hacedlo bien, que no cuesta tanto...

Como el polaco tiene un brazo lastimado, ahora resulta que cualquiera puede conducir un F1 pero para estar realmente arriba, el de Cracovia difícilmente dará la talla. Y como Stroll y Sirotkin no estaban respaldados por hermosísimas cantidades de dólares, que lo han estado, lo de nuestro protagonista es una cuestión de talonario o publicitaria o qué más da.

En realidad, la mayor parte de lo que se dice en la actualidad sobre Kubica es cierto, y aquí radica el principal problema para la solidez de tanta verdad suelta, ya que como no estés en Mercedes AMG o Ferrari, o Red Bull si el temita con Honda chuta de verdad, nadie en la parrilla opta a estar arriba, obviamente aún menos con un Williams —Madre del Amor Hermoso!—, que casi se podría decir que todavía está en la UCI.

Y claro que es un tema de talonario, como lo fue el año pasado cuando Robert se quedó sin el asiento que se llevó finalmente Sergey, precisamente por falta de saldo.

Y tiene algo de publicitario, claro que sí, como lo tiene que nuestro pentacampeón del mundo disfrute de una piel de diferente color que el resto o que Sebastian sea alemán como Schumacher, o que Ericsson sea sueco como la matriz de Longbow Finance o Checo mexicano como el multimillonario que lo apadrina, o que Ocon amaneciera a la Fórmula 1 poquito antes de que Francia volviese al calendario oficial... Detrás de cada piloto siempre hay algo publicitario que lo hace apetecible para mil y un intereses económicos o de otro tipo.

Todo esto es de perogrullo, si me permitís decirlo así. Lo que me parece de todo punto impresentable es el reduccionismo que se ha desplegado con Robert cuando, luego, a los mismos o parecidos que ponen tanta pega se les llena la boca entonando ¡qué grande Zanardi; qué grande Esteve; qué grande Llovera; qué grandes todos aquellos que han superado gravísimos impedimentos para volver a coger un volante en competición...!

El de Cracovia es un superviviente y un aliciente para el espectáculo —otro día hablo de este aspecto—, que ha conseguido su puesto titular en nuestro deporte como hace el 70% de sus colegas. Pero ya que estamos, voy a hacer una buena conspiración con él: será el mejor piloto Williams durante 2019.

Me temo que es por esta oportunidad por la que ha pagado y ha traído bajo el brazo a PKN Orlen, que no es por nada, a lo mejor su contribución ayuda a salvar un montón de puestos de trabajo y asegurar el pan de muchas familias, ¿os suena...? Y es que si nos ponemos exquisitos lo mismo no acabamos.

Os leo.