Estrenamos mes y nada mejor para ir entonándonos que hablar de las exiguas posibilidades que tiene Ferrari de acabar consiguiendo el Mundial de Constructores.
Y es que la distancia a falta de dos carreras para que concluya todo es de 55 puntos, lo que nos pone en que Maranello tiene que reducir 27 en Interlagos y 28 en Yas Marina, o al revés, amén de sacar uno extra (como mínimo) en cualquiera de las dos carreras. ¿Es posible...?
Bueno, en Fórmula 1 puede pasar de todo, incluso un abandono al completo de la armada de Brackley, como el que protagonizó en Spielberg durante el pasado Gran Premo de Austria, pero el asunto está complicadísimo y negarlo sería bastante necio por nuestra parte, fundamentalmente porque La Scuderia no depende de sí misma sino de una serie de carambolas que, siendo honestos, no suelen darse.
Sí entra dentro de las posibilidades el llegar vivos a los Emiratos Árabes, y de cara a mantener vivo el drama de esta temporada incluso sería aconsejable que así fuera. Otra cosa es, como vengo diciendo, que todos los astros que intervienen en un Gran Premio se alineen no una vez sino dos.
Ferrari tiene obligación de hacer doblete en Brasil y en Abu Dhabi y a partir de ahí, confiar en que del tercer puesto para atrás las circunstancias le resulten favorables. Más no puede hacer, y menos tampoco, porque certificar la pérdida del Mundial de Constructores en base a un nuevo error supondría el acabose padre para una prensa italiana que lleva tiempo apuntando sus cañones a Maranello con intención de hacer daño.
Hay mucho descontento en Italia y es compresible que ni siquiera el subcampeonato conseguido por Sebastian sirva como tirita ante la cuarta mordida de polvo consecutiva; más si cabe, teniendo en cuenta lo mucho que se ha abusado desde los medios transalpinos de las comparaciones con la etapa Schumacher. Sea como fuere, con permiso de Mercedes o sin él, la de Il Cavallino Rampante tiene que intentarlo al menos.
Forza! Os leo.
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