¿Por qué Ricciardo?

Vamos terminando la semana y por fortuna podemos continuar hablando de Daniel, que la cosa ya supone una novedad en sí misma, porque si hay un piloto en la parrilla del que habitualmente se habla por debajo de nuestras posibilidades, es él.

Todo el mundo reconoce su enorme valía, fundamentalmente cuando por la razón que sea destaca sobre sus rivales; pero a la hora de la verdad, Ricciardo ejerce de secundario de lujo para la prensa especialista, de comodín, de chico majo pero qué bueno es y ahora hablamos de Hamilton, de Vettel o de Verstappen...

Y el caso es que aussie junior quiere coche: «Obviously the win helps but if we were finishing sixth every race this year, then that’s not the most attractive option to me» [The win helps, but Ricciardo wants more from Red Bull], y siendo la cosa tan aparentemente sencilla nos enredamos buscándole un asiento lejos de Milton Keynes cuando lo que anhela es un RB14 que le permita seguir ganando, no terminar sexto. Y puesto que a todas luces Daniel interpretaría en Brackley o Maranello el mismo papel que hace ahora en la austriaca, creo que deberíamos preguntarnos ¿qué coño le está diciendo a su equipo con eso de que quiere un mejor vehículo para tramitar su renovación?

No sé vosotros, pero yo veo a Max formando tapón en todo este asunto. El holandés es el number one y Ricciardo no quiere hacer por más tiempo de Mark Webber con Sebastian Vettel. Pretende un estatus más cercano a la calidad que demuestra en cuanto tiene ocasión, ahora bien, eso supone ¿igualdad de condiciones y tratamiento con el de Hasselt; que Jos vocifere también por él; que herr doktor Marko deje de mirarle con el ojo de cristal...?

Es indudable que nuestro protagonista sabe perfectamente qué terreno pisa. La normativa aplicada el año pasado ha traído consigo una mayor importancia del piloto durante las pruebas y no quiere desaprovechar la oportunidad. 

De aquí a 2021, que será cuando supuestamente cambie radicalmente el escenario técnico, quiere gozar de las mismas oportunidades que Verstappen, no estar supeditado a él, que ya sabemos cómo va el tema de los monoplazas iguales dentro de una misma escudería [El mismo coche]. No teme a Max. Lo exterioriza y lo demuestra, sólo pretende que las órdenes que reciben los dos sean similares, que sus estrategias sean tan válidas una como otra, y sintetizando mucho: que el RB14 dorsal número 33 y 3 sean dos máquinas capaces de aspirar a podios y victorias.

En realidad le está solicitando a Red Bull que se tome en serio como escuadra, que se fortalezca como equipo o no renueva, porque la fe del australiano en sí mismo es lisa y llanamente descomunal. Y es que muchas veces nos preguntamos por qué Ricciardo gusta y cala tanto en el aficionado, y la respuesta es bien sencilla de responder: porque Daniel es de los pocos que leen y construyen las carreras como si fuesen arquitecturas de Lego. No necesita poles, en este momento sólo precisa que le demuestren que confían en él.

Os leo.