jueves, 12 de abril de 2018

Culpar a Toyota


Aprovechando que el Gran Premio de China está calentando por la banda voy a consumir el ratito antes de almorzar hablando un poco de Resistencia, ya que las fechas comienzan a echarse encima.

A primeros de mayo, concretamente del 3 al 5 de ese mes, disfrutaremos de las 6 Horas de Spa-Francorchamps, primera prueba puntuable de las 8 que componen el Supercampeonato 2018/19, cinco localizadas en este mismo año, de las que pretendo dar buena cuenta aquí, en Nürbu, y otras tres que quedarían ubicadas el que viene, y ante las cuales, de momento prefiero no prometer nada porque sencillamente no sé qué haré con mi vida en 2019.

Y bien, la semana pasada, días antes del Gran Premio de Bahrein, se celebraron en el circuito francés de Paul Ricard las dos jornadas de entrenamientos previos o Prólogo (5 y 6 de abril, respectivamente), en las que participaron 35 vehículos pertenecientes a diferentes categorías, sobresaliendo, en toda lógica, los Toyota Gazoo Racing TS050 Hybrid pues en LMP1 no tienen rival después de la retirada de Porsche concluida la temporada 2017 como campeona.

Pasando por alto la perfidia de algunos planteamientos que ya hemos tocado de pasada estos meses anteriores, leyendo algunos artículos y opiniones da la sensación de que Toyota es culpable de haberse quedado sola en el WEC, cuando lo que ha pasado, lisa y llanamente, es que a la de Stuttgart no le encajaba continuar y decidió dejarlo.

Vamos, que salvando las distancias, con lo de Porsche estamos ante un fenómeno similar al del abandono cobarde de Nico Rosberg tras ganar el título en 2016, del que se dijo que no tenía agallas de defender su título y tal —que yo sepa nadie ha culpado a Lewis Hamilton por quedarse solo ante el Mundial 2017 ni ha quitado valor a sus logros, corona inclusive, ya que no competía Nico—, y esto, considero que debería valer también para la japonesa. 

Creo honestamente que esta óptica sería la más adecuada para enfocar qué está haciendo Toyota en Resistencia, otra cosa es que la cabra siempre tira al monte y no se pueden pedir peras a un olmo, y que los plumillas británicos, fundamentalmente, son como son y no los va a cambiar ni la madre que los trajo al mundo. Participa Alonso en el WEC o Super WEC, como prefiráis, y ésa es razón suficiente para que llevemos tiempo asistiendo a una devaluación constante de todo lo que hace la del sol naciente, actitud convenientemente aireada en nuestros lares por los mamporreros patrios.

En este orden de cosas, no podía faltar la correspondiente infracción para aderezar lo que se está cociendo —que viene fuerte, no me cabe la menor duda—, y aquí tenemos que la semana pasada Toyota consiguió sus mejores tiempos con un TS050 ilegal y con dos avellanitas y un palo.

El Prólogo del WEC es como nuestros entrenamientos de pretemporada. FIA y ACO supervisan aspectos genéricos pero dejan que los equipos hagan de su capa un sayo. Igualito que ocurre en Fórmula 1, el reglamento se pone en modo stand by en este tipo de jornadas previas. Empezará a aplicarse estrictamente cuando se inicie el campeonato con las 6 Horas de Spa-Francorchamps, y quien lo sortee o infrinja a partir de ese instante, sí estará cometiendo una ilegalidad y seguramente será sancionado por ella, si le pillan, claro.

Así las cosas, Toyota, por razones de desarrollo y puesta a punto, habiendo informado previamente a la FIA no aplicó a sus coches en Paul Ricard el Valor de Equivalencia Tecnológica (Equivalence of Technologies) que estará vigente a partir de principios de mayo. ¿Existe pecado? Me temo que sólo en el ojo de quien mira...

Os leo.

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