domingo, 23 de septiembre de 2018

No hay lugar para excusas [10-09-2018]


Escribí este texto para MotorPoint hace escasamente quince días, durante los previos del pasado Gran Premio de Singapur, aunque su contenido también vale para situar a Ferrari ante el Gran Premio de Rusia... Otra cosa es que los márgenes se han estrechado tanto en apenas dos semanas, que ahora sí que no hay espacio salvo para tirar adelante y olvidar lo sucedido en septiembre cuanto antes.


Ferrari se enfrenta a un final de temporada 2018 en el que lo tiene todo menos el crédito para continuar cometiendo errores.

Si con el SF70-H de 2017 existía margen para el debate sobre si era o no mejor monoplaza que el W08 de Mercedes AMG, en el caso del SF71H de esta campaña las dudas se han disipado hace tiempo, ya que la mayoría de expertos coinciden en afirmar que la macchina rossa está por encima del W09 de Brackley, lo que hace más sangrante la situación actual de La Scuderia en ambos campeonatos.

Sebastian Vettel se mantiene en segunda posición en la tabla de conductores, a 30 puntos de Lewis Hamilton. Desde luego no parece una distancia insuperable salvo por la cantidad de nubarrones que planean sobre Maranello desde el pasado Gran Premio de Italia.

En la de constructores la cosa tampoco está mejor. La de Il Cavallino Rampante también es segunda, esta vez a 25 puntos de Mercedes AMG, pero vencer aquí se antoja complicado debido a lo fortísima y sólida que está resultando la pareja oficial de la estrella de tres puntas desde comienzos del verano. Para colmo de males, Ferrari está en una situación delicada en la que inevitablemente se va a ver obligada a elegir en qué frente pone toda la carne en el asador, lo que, por pura lógica, nos lleva a imaginar que apostará sin miramientos por el Mundial de Pilotos sacrificando el de Marcas.

Así las cosas, lo importante en estos momentos no es tanto la cantidad de puntos dejados en el camino desde el inicio de la temporada, bien debido a errores humanos o de estrategia, sino el frágil escenario dibujado para la italiana durante y después de la cita en Monza.

Todavía no hay confirmación oficial, pero es prácticamente seguro que Kimi Raikkonen no sea renovado y su puesto, definitivamente, será ocupado en 2019 por el jovencísimo Charles Leclerc, hoy en Alfa Romeo Sauber…

Bien es verdad que esta circunstancia no plantearía mayores complicaciones si el panorama fuese distinto, pero a mi modo de ver ha sido pésimamente manejada por la cúpula de la rossa, lo que ha derivado en un palpable enrarecimiento de las relaciones entre Vettel y Raikkonen, a lo que no ha ayudado en absoluto el infantil comportamiento del tetracampeón del mundo, quien no dudó en culpar a su compañero del incidente con Hamilton en Variante della Roggia durante los primeros compases del Gran Premio de Italia.

A todas luces Kimi resulta imprescindible desde Singapur a Abu Dhabi, tanto para la posible victoria definitiva de Sebastian en el Mundial de Pilotos como para intentar arrebatar el trono a Mercedes AMG en el de Constructores. Pero por la razón que sea, incluso si todo consiste en colocarse la venda antes de la herida, las prisas por disipar las dudas sobre el futuro de La Scuderia después del fallecimiento de Sergio Marchionne el pasado 25 de julio, han puesto en manos de Maurizio Arrivabene una patata caliente con la que se puede quemar.

Ferrari se expone a perderlo todo si no logra calmar a la prensa italiana y a los tifosi coronando a Vettel como pentacampéon, pero lo que resulta indudable es que tiene ante sí un terreno espinoso en el que, como decíamos al inicio, todavía hay espacio para todo menos para cometer más errores. Desgraciadamente se han acabado la excusas. De aquí hasta Yas Marina la rossa tiene la obligación de hilar tan fino como pueda y funcionar como un cronómetro suizo aunque la procesión vaya por dentro.

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