sábado, 1 de septiembre de 2018

¡Es Monza, amigo!


La tarde promete y vamos a estrenarla hablando del jugador número 12 de la rossa, su público, esos tifosi que empujan como un quintal de caballos de potencia, que esta tarde han jaleado a Sebastian y Kimi como si no hubiera mañana en el Templo de la Velocidad.

Monza sin ellos no sería lo mismo, y Ferrari tampoco. No han olvidado qué ha supuesto Fernando para La Scuderia ni se han tomado cautas vacaciones de su ferrarismo cuando el ovetense defendía los colores de Il Cavallino. Son tan generosos que incluso admiten en la famiglia al hombre que les flageló de 2010 a 2013. Quizás comprendieron antes, y mejor que otros, que Maranello luchaba entonces contra Adrian Newey y la FIA...

Sea como fuere, quiero dedicarles estas líneas porque por mucho que su enemigo natural cargue contra la que preside Louis Camilleri, se daban con un canto en los dientes en Gran Bretaña si llegan a disponer de una Ferrari de casa.

No ha sido así ni por fortuna parece que lo sea en un futuro cercano, de forma que mientras los british continúan tratando de encontrar la cuadratura del círculo y Grove y Woking languidecen, nos quedan ellos, los tifosi, y su santuario, Monza. Y su religión: Ferrari, que como diría el gran Joserra: es la única que realmente merece la pena seguir porque es genuina y dramática a partes iguales, el único vínculo que nos queda con el más allá de las edades.

Hace unos minutos lo han vuelto a hacer empujando a Kimi y Sebastian. Son el jugador número 12 de la rossa, los tifosi. Y ¡es Monza, amigo!, su casa.

Forza! Os leo.

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