La magnífica segunda posición obtenida por Fernando Alonso en Montmeló no podía ocultar el sabor agridulce que dejaba Ferrari a su paso por España, toda vez que Felipe Massa terminaba en sexta posición tras haber seguido arrastrando los problemas que ya le acuciaron en Melbourne. Lo único bueno de la situación, es que el liderato dentro de la escudería parece meridianamente claro.
Ante Mónaco, la de Maranello dispone del as en la manga que supone su motor oficial, flexible y rápido en la respuesta, aunque permanezca todavía un paso atrás de las prestaciones que ofrecen los Mercedes, y aún pese sobre él la duda de su fiabilidad. Dicho esto, y ante la necesidad de comenzar a marcar distancias, haber desechado el F-Duct para la carrera monegasca, se antoja una decisión correcta, pues ayudará a neutralizar el exceso de batalla.
En referencia a lo comentado con anterioridad a la disputa del G.P. de España, a la espera de los resultados de los retoques en el motor y de la evolución del conjunto, seguiremos encomendándonos a las hábiles manos de Fernando para ver por dónde resultan los tiros.
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