A pesar de la euforia de los muchos leclerctistas que ya ha recibido con los brazos abiertos a Hamilton, la posición del monegasco es bastante peor que la de su compañero en 2024, pues, a fin y a cuentas, Sáinz tiene ruta de escape de la trampa para osos que han montado Elkann y Vasseur dando cabida en Ferrari al heptacampeón del mundo.
Charles no ha hecho una buena temporada 2023 y su carrera profesional en la rossa no ha terminado de confirmar ni su enorme calidad a una vuelta ni sus deslumbrantes facultades cuando todo va bien y no lo torpedean desde su propio muro, de aquí que no haya entendido plenamente su renovación a largo plazo, ya que, sensu stricto, Maranello ha sido la principal causante de que en cinco años, que se dice pronto, tengamos una imagen bastante poco nítida de nuestro protagonista.
Nicolas Todt, su representante, anda en La Scuderia como Pedro por su casa y su posible exceso de confianza podría explicar el drama en varios actos que, previsiblemente, se estrenará en cuanto se levante el telón de esta próxima sesión...
Por lo que he podido leer, las negociaciones y la firma del contrato fueron lo suficientemente rápidas como para, una vez conocida la contratación de Hamilton para 2025 y campañas siguientes, suscitar algunas dudas en el principal implicado. Parece obvio que se quería atar a Leclerc cuanto antes, lo que sigue sin quedarme claro es con qué propósito, ¿para qué?
Os leo.
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