jueves, 4 de enero de 2024

Sottovoce


No deja de resultar saludablemente cachondo, que, apenas un mes después del acaecido, el gentío siga inclinándose a considerar que la versión oficial sólo supone una burda cortina de humo, eso sí, con la boca chica.

Con la boca grande las cosas son diferentes. Los medios, que viven todavía de aquellos ecos pasados en que protagonizaron los caneos monumentales al apparatchik de cuando dominaban el cotarro Balestre, los franceses y Ferrari, han cerrado filas alrededor de la mojigatería parida en Brackley, quizá porque bastante tienen con fingir que no forman parte de la estructura y el aparato en la actualidad, o, tal vez, por evitar que se note demasiado que no pueden con Mohammed Ben Sulayem y han buscado evitarle más marrones a la FIA.

Resulta obvio decir que no hay color. Como animal de compañía no llega a pulpo la fantasía esa de que Hamilton sufrió un atontamiento pasajero durante la gala y cedió amablemente a un chaval que pasaba por allí su trofeo como tercer clasificado en el Mundial 2023, sencillamente porque lo equivocó, se argumenta, con el integrante de la Federación que debía custodiarlo...

El pueblo es soberano y resulta complicado dárselas con queso, más a estas alturas, y, ¡claro!, tiene su propia versión de los hechos, corroborada además por el noble comportamiento de Nihad Nesirli, quien se declaró culpable de haber preguntado al heptacampeón si podía quedarse con el galardón y lo devolvió en cuanto supo del calibre del sapo que le había caído en las manos. 

A partir del sottovoce, los bulos y las confidencias anónimas, se han escrito tantas y tantas páginas de la historia de nuestro deporte que sorprende, la verdad, por qué ahora nos hemos puesto tan finos que incluso renegamos de la hermosa validez de una historia infinitamente más consistente que la versión oficial que nos han proporcionado. 

Hamilton protagoniza una de sus jaimitadas habituales, un suponer, pero en vez de ausentarse de la Gala de la FIA pues le coincidía con una tarde de clarinete, al igual que le pasaba a Woody Allen cuando tocaba Ceremonia de los Oscar, regala a un aficionado su trofeo porque está a malas con la Federación desde Abu Dhabi 2021 y siente necesidad de hacer piña con Toto por lo de Susie... No sé si lo veis, pero con estos mimbres y la reacción posterior de Mercedes AMG, Ron Howard se sacaba el guión para hacer Rush 2.

Os leo.

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