Checo continúa produciéndome bastante tristeza y esta temporada me he propuesto cambiarlo, no a él, evidentemente, sino la sensación de los demonios, pues, a mi modo de ver, no surge del azteca ni de su manera de conducir, ni mucho menos del ambiente abiertamente hostil en que se desenvuelve dentro del equipo y el paddock y sus aledaños, sino, más bien, nace del interior de uno de los fandom más nocivos que recuerdo, que se ha enrocado en el victimismo y parece no querer salir.
Mercedes AMG y Ferrari tratando de emular el exitoso sistema uno/dos vigente en Milton Keynes, y al dos clásico que tenemos en Red Bull lo asan a exigencias y reproches desde sus propias filas de aficionados en redes sociales, o desde las invenciones de los numerosos redactores que recién acaban de aprender a atarse los zapatos y, por supuesto, desde esos altavoces bien alimentados y engrasados por don Antonio que pretenden hacernos creer que un dos puede suplir a un uno tan claro y dominante como Max Verstappen.
He escrito bastante sobre este pernicioso fenómeno aunque quizás no haya sido suficiente, lo admito, en todo caso, recuerdo lo que tantas veces he dicho en Nürbu y fuera del blog y entiende cualquier chequista razonable, que los hay aunque metan menos ruido: Sergio está en el mejor sitio a su alcance, y como le sucede en cuanto a los neumáticos y la lectura de las pruebas, lo mejor que podemos hacer es dejarlo tranquilo y demostrarle nuestra confianza, ya que si tiene posibilidades las aprovechará, como ha hecho este año pasado coronándose Subcampeón del Mundo.
Os leo.
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