La Eurocopa, la Copa América, el Tour, las 6 Horas de Sao Paulo, la IMSA en Mosport, Sail GP, las dos seguidas en el chiquitín Iowa Speedway, y p'al 26 que inauguramos los Juegos Olímpicos de 2024... ¿Cuándo coño vivís vosotros?
Resulta palmario que me he dejado en el tintero más de un evento deportivo y las lizas en categorías inferiores o paralelas y lelos, algún torneo estival entre solteros y casados, y los Grandes Premios F1 de Hungría y Bélgica del 21 y 28 de julio, pero ha sido por no agobiar más de la cuenta, no me lo toméis a mal.
La globalización nos ha traído el ansia viva, la escasez de tiempo material para metabolizar tanto espectáculo de consumo concentrado en tan poco tiempo, y una sensación de «me lo estoy perdiendo» que choca frontalmente con esa saludable virtud de poder rascarse las avellanitas cuando a uno le apetece y no cuando le dicen que toca. Leo que esto consiste en organizarse un poco, pero no, ni organizándose una miaja o un mucho da para disfrutar del deporte, que es en lo que pienso que debería consistir todo.
En lo nuestro acabamos cantando bingo. Desde el Gran Premio de España han sido cuatro pruebas consecutivas en apenas quince días, contando la Sprint de Austria, y nos faltan dos en apenas nueve jornadas para alcanzar eso que llaman vacaciones y suena a horizontes lejanos o a promesa para incautos...
A las plataformas les viene de traca, a Liberty Media también, pues cobran igualmente aunque no consumas el producto y lo dejes grabado para mejor ocasión, que en el caso de los que tenemos vida suele ser nunca. Luchan entre ellas por nuestro dinero y nuestra atención, y se los regalamos. Tragamos contenidos con embudo, como ocas cuyo hígado se reserva para hacer foie gras, pero no te quejes, ¿¡eh!?, no vayas a parecer un desapasionadito de caca que no sabe organizarse.
Os leo.
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