Ha comenzado bien el fin de semana en Silverstone. Clasificación entretenida con Mercedes AMG renacida y filtrado o presentación, o como queramos llamarlo, de esa pieza cinematográfica sobre nuestro deporte que protagoniza Brad Pitt y, si Dios no lo remedia, dejará Driven y Drive to Survive a la altura del betún. Tranquilos, satisface a Liberty Media, aparece Guenther Steiner y se estrenará el año que viene, así que hay tiempo... no sé para qué, pero hay tiempo.
Red Bull no ha estado entonada y lo de Checo empieza a parecerse demasiado a un síntoma [La mala racha], total, que el espacio abierto en la cabeza por una Brackley en estado de gracia y la recurrente incomparecencia de Ferrari —Carlos sólo ha logrado ser séptimo y Charles ha caído en Q2—, ha comenzado a empañar a McLaren, cosa que ya se había comentado aquí que iba a suceder a partir de verano.
Tampoco os lastiméis mucho con lo que acabo de escribir, a los de Woking les queda todavía cuerda para rato hasta que Maranello se ponga de nuevo las pilas, y sobre todo con Aston Martin perdida todavía como pulpo en un garaje...
Verstappen ha tirado de riñones y al final se ha colocado cuarto, con Piastri a cola de su vehículo, y la terna victoriosa ha resultado totalmente británica para gozo del respetable y unos comentaristas de Sky Sports que hoy han dejado pequeñín a Antonio Lobato narrando cualquier hazaña de un piloto español. Norris tercero, Hamilton segundo, y Russell, ¡ay, pottolo, si alguien hubiese creído antes en ti!, abriendo Silverstone como un bisturí en manos de un cirujano y aupándose con la pole.
Sobre qué coño ha hecho Hulk metiendo su Haas en la sexta plaza, sólo diré que si los expertos con años y años de experiencia en esto no saben cómo explicarlo, obviamente no soy el más indicado para aclararlo. Un milagro, un azar, quizás que esta tarde hablaban las manos y el VF-24 del alemán ha dicho a su piloto es hoy o nunca... ¿En serio os preocupan estas cosas?
Os leo.
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