miércoles, 20 de marzo de 2019

Fanfare for The Common Man


En cierto modo supone una desperdicio que Max Verstappen sea el tipo B de los aurigas del decoro y la corrección política en Fórmula 1. No encaja, apenas tiene poco que ver con Hamilton o Vettel salvo en la velocidad, el resto es salvajismo en el más puro de lo sentidos, y ahí, claro, se acaban las comparaciones.

A falta de saber cómo le va sin Charlie Whiting en la cabina de mando durante el resto de la temporada, el pasado Gran Premio de Australia me supuso un feliz reencuentro con la naranja mecánica. No ha perdido un ápide de punch este invierno y el zagal sigue buscando en pista morder, morder y morder, a resultas de lo cual me lo pasé fenomenal, como comprenderéis.

A ver, Max es nuestro último velociraptor. A los otros que han llamado así les viene grande el apelativo y el ejemplar que teníamos antes que él anda ahora preparando la Indy 500. Y es que uno huele sangre y la busca desde chiquitito y lo sigue haciendo de mayor, o no merece que le graben la frente con el nombre de uno de los más rápidos y voraces saurópsidos de finales del Cretácico.

Para esto hay que valer. No basta que éste o este otro comentarista te llame velociraptor y el aficionado, como bobo, se quede con la copla. Hay que ser bestia parda desde que te levantas hasta que te acuestas —sin duda un trabajo fatigoso no apto para todo el mundo—, y los fines de semana de carrera, cuando se abre la puerta de la jaula, salir a fuego porque no te crees el papel ni el personaje te ha sorbido el seso, más bien, vas to ciclao porque lo llevas dentro y eres el mismísimo infierno...

Max tiene de bueno que es genuino y no le hace falta maquillarse para que quien lo ve llegar a través de los retrovisores, sepa desde el primer instante que va a sudar la camiseta así el holandés monte en un triciclo. Y lo mismo vale para quien pretende superarle sobre el asfalto. El hijo de Jos venderá siempre cara su piel sin atender a razones o galones —si me apuráis, los galones de los rivales le entonan más que a la media.

Como pasa con los diamantes, a Verstappen le falta trabajo de joyero por hacer. Es tosco a veces pero se va haciendo fino conforme transcurre el tiempo. Ahora mide más y mejor, pero ataca con la voracidad de siempre, y esto es lo que le hace tan atractivo incluso para los miembros de ñuísmo. Su figura en carrera carece de ambigüedades, es el todo o nada en la misma cara de la moneda, y visto lo visto, todavía tiene cuerda para mucho rato, algo que para mí es de agraceder porque a poco que le sople el viento de cola, Max nos va a regalar muy gratos momentos.

Os leo.

2 comentarios:

chema dijo...

El diamante bruto se va puliendo, Max es un animal en todos los sentidos.

Anónimo dijo...

Lamento disentir contigo, José. Le ha arruinado el coche a muchos pilotos mejor laureados que él. Y dijo mejor, porque los otros se han ganado sus galones respetando unas reglas que deberían valer para todos.

Era la especialidad de la casa para Whiting. Dejar a Max (y también a Vettel, cuándo no) hacer sus chulerías. Porque en el fondo, lo único que buscan es vender más televisión y periódicos. Y les funciona.

Latas energéticas, cerveza y e-sports, al ritmo del resoplar discreto de los impulsores híbridos. Lo que se lleva, ahora que los Rolex están en extinción.

Max es un talento, sin duda. Pero lo están perjudicando. Igual que han arruinado al alemán, que ya olvidó cómo ganar sin ventajillas.


"El diagnóstico de Jaime es aún más dramático. Para él, el problema está en el cambio de gustos, objetivos y aficiones de los jóvenes. Es inútil ofrecer un producto si no hay clientes potenciales...

...Los jóvenes ya no querrán ver carreras, sino jugar a las carreras. El mundo virtual cambia por completo la percepción. Lo estamos viviendo casi sin darnos cuenta y nos estamos sumergiendo en él. La FIA y los equipos de F1 lo saben. Y por eso intentan hacerse un camino en este campo, en unos casos porque saben que es un negocio en el que quieren su parte de pastel y en otra por la esperanza de que a través de los videojuegos pueden llegar nuevos aficionados… como están llegando nuevos pilotos."

https://soymotor.com/blogs/rblancafort/se-acerca-la-formula-1-su-armagedon