lunes, 18 de marzo de 2019

¿Quién coño quiere ser serio?


A fe mía que algo he debido hacer bien en esta vida cuando, a diario, mi hijo destila abundante y buen humor y acostumbra a reírse y a dejar que los demás se rían.

Es fundamental esto de que «dejar que los demás se rían», pues para que sólo lo hagan los que pueden (por bula papa, parece), ya tenemos Twitter y sus hordas de fanáticos de la seriedad, a los que nunca pillas una broma y siempre toman las tuyas en serio... ¡cachis!

Ni tan mal si estas peculiaridad afectasen sólo a personas ya entradas en años, individuos a los que cantaba Moncho Alpuente por ver si espabilaban, pero es el caso que la chavalería más moderna, más apasionada y formulera, se ha abonado a este tipo de comportamientos agrios y censores de la alegría ajena mientras se agarran a los datos como los beodos a la primera farola que encuentran, solicitando seriedad aquí y allá y acullá.

Pienso que supone una putada que no te puedas reír entre amigos o donde sientes que está tu casa, porque siempre hay cerca una suegra o una vieja del visillo, o una alcahueta, un suponer, dispuesta a señalar tu mal comportamiento y malhadar el sano cachondeo con el que el pobre, cualquier pobre, yo pobre, se alimenta y protege ante la desesperanza, el desencanto, los truenos y los rigores de la tormenta.

Podían irse a tomar por donde amargan los pepinos, pero en fin, esta gente prefiere insistir en que la realidad es dura, como si no lo supiéramos de sobra.

¿Qué sería de nosotros si no pudiésemos reírnos del puntito extra, de que las normativas sirvan sólo para encarecer los costes año tras año, de que los semáforos están tan bajos que con el Halo no se ven desde mitad de parrilla para atrás, de las tontunas de Horner o Wolff, de los calentones de Marko, de las alocuciones de Steiner ante la prensa, o del Mesías de Maranello...?

Mal que quieran, hay mucho de comedia en nuestra Fórmula 1 y parece de necios reprobarla, aunque entiendo que andando en franca retirada porque la realidad se impone, sólo les quede afear en redes sociales a los que se ríen de esto o aquello o lo de más allá, porque «La risa mata el miedo y sin el miedo no puede haber fe, porque sin el miedo al diablo ya no hay necesidad de Dios...», que diría Jorge de Burgos, y añado: «sin el miedo al diablo ya no hay necesidad ni de gurúes ni de santones ni de guardianes de la llama...» Vamos, que se les acaba el chiringuito y lo saben, que esta última es de Julio Iglesias, o eso dicen.

Os leo.

1 comentario:

Fabian Prieto dijo...

Hablando de que "las normativas sólo sirvan para encarecer los costes año tras año" me acordé de este blog cuando leí las declaraciones de Hamilton y Verstappen acerca de lo útil que ha sido la nueva normativa para facilitar los adelantos. Dejo el link abajo para quien quiera leer. Supongo que estos dos tampoco tienen ni puta idea de F1, y demás...

Un saludo, Jose

https://www.racefans.net/2019/03/18/hamilton-new-2019-f1-aero-made-no-difference-when-following-other-cars/