sábado, 30 de marzo de 2019

Crucemos los dedos


Carlos y Lando han conseguido meter el MCL34 en Q3 y la lectura no puede ser más favorable a falta de saber qué sucederá en carrera, lógicamente.

En todo caso, McLaren necesitaba de un estímulo así y bienvenido sea que haya llegado en la segunda cita del calendario. En Melbourne el asunto se cerró en falso. El pinchazo de Robert Kubica estropeó el sábado para el español y el fallo del MGU-K en su vehículo al día siguiente empañó en cirta medida el estreno de la plataforma. Por su parte, Norris aguantó el trallazo: colocó su monoplaza en Q3 pero el domingo no pudo llevarlo más allá de la duodécima plaza...

Dudas sobre la fiabilidad, dudas sobre la viabilidad del propio proyecto. Dudas y más dudas. Y bien, la clasificación para el Gran Premio de Bahrein supone un nuevo comienzo, esta vez con inmejorable pie para la de Woking.

El MCL34 camina pasito a pasito [Mejor ahora] y como toda aventura durante sus primeros pasos, también precisa de algo de buena suerte y, sobre todo, de mucha confianza, y como ésta se logra a base de resultados, está bien (muy bien) que los dos pilotos oficiales de la británica han conseguido que sus respectivas máquinas hayan sido las únicas propulsadas por Renault que han dirimido la fase concluyente de la clasificación, y ¿por qué no decirlo?, que de las cuatro plataformas que montan Honda, tres hayan acabado quedando por detrás.

No es consuelo para bobos. Falta la parte espinosa: la carrera, pero bueno, siempre podemos cuzar los dedos para que desde el wall de la inglesa se apuren hasta las últimas esencias las estrategias para Sáinz y Norris, porque lo cierto es que el chasis, la aerodinámica, la unidad de potencia y las manos y cabeza de los dos conductores, permiten a estas horas soñar con entrar holgadamente en los puntos.

Os leo.

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