miércoles, 12 de octubre de 2022

Impresentables

Que la mayoría de pilotos coincidan con Pierre Gasly, que Philippe Bianchi haya tenido que recordar a su hijo Jules, y que, lejos de depurar responsabilidades o acaso aclararlas, FIA y Liberty  hayan perdido el culo por borrar toda huella de la presencia de una grúa en la calzada de Suzuka mientras los coches continuaban rodando, explica nítidamente por qué no hay que dar tregua a estos hijos de puta que siguen jugando con la vida de los pilotos ocho años después de haber matado a otro.

Los mamporreros y especialistas han cumplido dócilmente su cometido de siempre: el francés ha corrido con los gastos —sigo sin entender cómo no se van a la cueva y no salen los que hasta anteayer afirmaban que los actuales conductores son nenazas que rehuyen pisar el agua. Pensadlo un momento, 200 o 251 kilómetros por hora con escasa o nula visibilidad mientras el Alpha Tauri intentaba reincorporarse a la cola del Safety Car después de haber cambiado su nose—, pero aún quedan un par de consideraciones que hacer.

Un tipo como Gasly pudo ser un gilipollas en Japón y merecer algo más que una reprimenda y una multa, pero como atenuante cabe recordar que es un individuo acostumbrado a asumir riesgos en el desempeño de su actividad profesional que ninguno de nosotros imaginaría correr, y que lo hace habitualmente porque confía en que todo está en su sitio y quien garantiza su seguridad está cumpliendo su puto trabajo.

El quid de la cuestión está aquí mismo. Gasly nunca habría hecho el genuino tontaina de haber sabido que la FIA y la organización del Gran Premio no iban a velar por su pellejo, de ahí que se haya granjeado la empatía de sus compañeros, purasangres todos ellos, que viven en carrera tratando de ir lo más rápido posible, que cobran por ello y no tienen obligación de imaginar que un tractor cuya velocidad máxima es de 50 km/h les va a acompañar en mitad del spray denso, porque de evitar este tipo de situaciones se encargan los de arriba, aunque sea nominalmente. 

De no haber sido por la aparición de la JCB no habríamos sabido de la locura de Pierre, ni los perros habrían ladrado ni los santones nos habrían adormecido las orejas con eso de la responsabilidad del piloto, celada en la que ha caído todo Dios porque la pregunta que hay que hacer, la única que cabe hacer, es: ¿cómo se puede ser tan negligente para meter bajo la lluvia un bicho de varias toneladas de peso que rueda lento en una sección de Suzuka donde todavía circulan monoplazas?

Ahorarros sacar a pasear el reglamento, esa excusa a mano de los que tiene pavor a llamar las cosas por su nombre o cobran por tender cortinas de humo. La seguridad es cometido de la FIA y el pasado domigo fue la FIA quien convirtió el trazado en una trampa para osos. Gasly hizo el imbécil, indiscutible, pero no por lo que ha trascendido, sino por creer que la actividad es segura con esta banda de incalificables a los mandos.

Os leo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Absolutamente de acuerdo con la reflexión y los calificativos sobradamente merecidos por la FIA y Liberty.

Erathor dijo...

Entra en la misma categoría de aquel que díu:
'Si descarrila el tren de alta velocidad la culpa es exclusivamente del maquinista, no del que desactivo todos los sistemas automáticos de seguridad porque provocaban retrasos'.

Encomiables ejemplos ambos, verdad?