No nos ha sido dado el don de hacer que nieve a voluntad, de forma que en vez de escribir: la meteorología impedirá la afluencia de público a las 500 Millas de Indianápolis, toca aceptar que la pandemia de coronavirus condena al silencio al Indianapolis Motor Speedway en su prueba más emblemática, y quién sabe si cuando los españoles más habríamos agradecido el rugido de las gradas.
De momento la Indy 500 se celebra en su última fecha prevista (23 de este mes) pero va a resultar extraña, muy extraña... Fernando Alonso ya ha pisado suelo norteamericano y la semana que viene le veremos de nuevo en pista sobre un monoplaza real después de su aventura en el Dakar. Sé que nos vamos a divertir, pero como vengo diciendo desde que comenzó todo esto: el público me sigue pareciendo imprescindible, aunque entiendo perfectamente que lo que no puede ser, no puede ser.
Os leo.
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