A lo mejor simplificamos nuestras cosas cotidianas el día que descubramos que las declaraciones de los pilotos no son armas arrojadizas con las que seguir alimentando nuestras tiernas guerras de trincheras.
Manu Franco ha charlado con Juan Pablo Montoya [Lograr o no la Triple Corona no me cambia la vida], e inmediatamente han salido a relucir los floretes en redes sociales, como si la gente hubiera nacido ayer y esperara del colombiano un discurso al uso. Pero gracias a Dios el de Bogotá sigue siendo tan inteligente en sus declaraciones como siempre y, por fortuna, a sus 43 años no ha perdido un ápice de mordiente en sus palabras (veneno lo llamarían algunos).
Tengo la suerte de que me gustan como pilotos tanto el protagonista de esta entrada como Fernando Alonso, así que huelga decir que no veo enfrentamiento por ninguna parte, ni mucho menos envidias.
Juancho marca el terreno con el asturiano, eso sí, pero es algo que ha hecho toda la vida con todos los que ha tenido al lado, y si me lo aceptáis: que se puede permitir.
Juancho marca el terreno con el asturiano, eso sí, pero es algo que ha hecho toda la vida con todos los que ha tenido al lado, y si me lo aceptáis: que se puede permitir.
Lejos de las saetas de la prensa británica que lo llevaron a abandonar la Fórmula 1, el colombiano reitera su nulo interés por la Triple Corona —una perspectiva que conocemos desde al menos el verano pasado [Mi vida no gira en torno a la Triple Corona de Alonso]—, y recalca, por si no nos había entrado en la mollera, que se siente feliz en la actualidad sin necesidad de complicarse la vida. El resto es rivalidad y me alegro de que así sea porque dice mucho de sus estatura como conductor y deportista.
Su palmarés es lo suficiente extenso y grande como para que no les quepan dudas ni a aquellos que únicamente lo han paladeado desde Youtube. Montoya es mucho Montoya, o mejor dicho: sigue siendo Montoya incluso cuando siega la hierba bajo los pies del rival: Cadillac era la mejor plataforma en Daytona; en Le Mans, o vas con Toyota o no hay nada que hacer... ¿Por qué iba a cambiarle la vida la Triple Corona si es feliz, sigue siendo veloz, se divierte y se llama Juan Pablo Montoya, un gigante genuino e irrepetible?
Os leo.
Os leo.
3 comentarios:
Este tipo ha hecho cosas sobre un coche que pocos en la historia pueden siquiera plantearse, ha adelantado a estrellas como Michael Schumacher donde simplemente no se puede, siempre una estrella y siempre sensato; valiente y contenido, agresivo en la pista, todo a la vez. Sin duda, uno de los más grandes de todos los tiempos. Un piloto de los de antes... y ya nos quedan muy pocos.
Hola,
Si yo fuera Liberty Media propondría un F1 Legends, con Montoya como uno de los protagonistas, y otros meritorios como Villeneuve, Heitfeld, Button o Ralf y con coches anteriores a 2006 con su v10 y todo. La idea sería que fueran teloneros de la F1 actual, aunque para la vieja guardia, igual sería al revés...
Salu2!
Totalmente de acuerdo Jose, que grandísimo piloto, al viejo estilo.
Hoy nadie se acordará pero fue el primero que oso tutearle al intocable, entonces, Schumacher y provocó el solito una revolución en el panorama F1.
Pero que tenemos ahora en la F1, una panda de inmaduros anodinos, sólo me queda Kubica; quizás el proyecto de Verstappen y Ham... ay, que va, tampoco.
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