lunes, 16 de julio de 2018

Miami no quiere


Cualquiera que tenga o conviva con vecinos sabe lo dura que resulta la vida antes, durante, y después de las inevitables y obligadas juntas generales de la comunidad, o lo que es peor: cuando se prevén mejoras para el edificio por contingencia u oportunidad.

Me quejo lo justito, porque la verdad, en Gorliz, los habitantes del inmueble número 6 de Talaia parece que hemos salido todos escopetados (y escaldados) de otros vecindarios. Vamos, que esto es una puñetera delicia comparado con otros lares, por ejemplo... Vale, os ahorro el apunte, que en la junta de septiembre de ese otro sitio, sé que si leen estas líneas me estarían esperando con aviesas intenciones, como en Twitter.

Y bien, viene a cuenta esta reflexión preliminar que no interesa a nadie, porque Liberty Media pretendía disputar un Gran Premio de Miami y se ve que a los vecinos maimitarras no les hace puñetera gracia.

Entiendo que los habitantes de la ciudad del sureste de Florida ven la Formula 1 (si la ven, que ésa es otra), de lejos y por la tele o internet, porque en caso contrario conocerían de sobra que los monoplazas de la máxima expresión del automovilismo deportivo meten un ruido bastante atenuado en la actualidad. Pero basta que el vecino del quinto izquierda insinuase en su día que no iban a dejar dormir a su nieta, para que, apoyo aquí, apoyo allá, se hayan conseguido elevar las quejas hasta el despacho del alcalde. Palabras mayores, sin duda.

Lo gracioso del caso es que la Fórmula 1 ha ido tirando por el retrete un buen puñado de sus señas de identidad para llegar a sitios como Miami, y ahora que casi lo habíamos logrado, van los de siempre y lo joden.

El vecino es un ser extraño. De no ser porque hay constancia de que existía de antes, su figura podía haber emergido perfectamente después de los sucesos de Roswell, allá como en 1947, para convertirse luego en puntal del macartismo, porque, admitámoslo, Joseph Raymond McCarthy no habría pasado a la historia de no ser por las comunidades de vecinos: la Stasi embrionaria totalmente desatada.

Yo vi a éste mear fuera del tiesto cuando no miraba nadie... Es gay, está claro, estaban los dos borrachos como cubas, pero ese beso no me lo da mi santo ni puesto hasta arriba de bourbon... Sí, con desolación debo confesar que me dijo una vez que si por él fuera, en la Casa Blanca prefería a Donald Trump antes que a un comunista...

—¿Está seguro de eso?

—Trump es peor que un comunista, ¿no?

—Eso habrá que verlo. Pero céntrese, ¡céntrese! 

—Bueno, a lo peor me dijo que prefería a un comunista antes que a Trump... ¿Está bien así...?

Con Horatio Caine no va a poder Liberty, esto es un fijo en la quiniela. Si la comunidad de vecinos de Miami no quiere ver Fórmula 1 ni en pintura, mejor nos vamos a Detroit. No corren buenos aires por allí después de la recesión industrial, pero al menos no molestamos.

Os leo.

3 comentarios:

Elín Fernández dijo...

New Jersey, Miami... Las Vegas?
¿Qué carajo están pensando? Aquí hay pistas que si le meten dinero y las ponen en los estándares que hoy exige la maFIA, perdón, la FIA, podrían ser escenarios de buenas carreras. Lo que estos buscan, al igual que el malviviente de Bernie, es el postureo, el gramur, las cámaras. Coño, metan dinero en Watkin Glens o Road Atlanta o Road América y dejen las carreras desarrollarse donde debe de ser, ¡EN UNA PISTA! no en la calle.

Cao Wen Toh dijo...

Estos pelusones de la F1 no se enteran del verdadero atractivo y proyección de la Fórmula E en entornos urbanos: la falta de contaminación; la de siempre y, sobre todo, la acústica. Para apestar a gasofa y hacer ruido (y a pesar de ello dormir a las ovejas), que se vayan al circuito de las afueras.

Anónimo dijo...

¿Apestar a gasofa? Pero si huele de puta madre y el eceite quemado, y las gomas, mmmm.....que rico mami...