martes, 31 de julio de 2018

Los tristes tigres en el trigal


Pues sí, para qué vamos a negar la mayor si es verdad que si llega a ser Vettel el que corre Hungría sin poder beber agua, estaríamos ante su enésima elevación a los altares.

He hablado mucho en Nürbu sobre este mecanismo de impostura formulera, el bendito efecto lupa, pero si somos honestos hay que admitir que, lo mismo que Iceman con Sebastian le pasa a Valtteri con Lewis o a Daniel con Max, o incluso a Stoffel con Fernando en contadísimos casos, por citar tan sólo unos pocos referentes de los muchos que abundan en la parrilla. Hay pilotos con aura y tirón mediático, y otros que nacieron estrellaos, que decía mi abuela, y la prensa se comporta de manera especialmente especial con los primeros, para que nos entendamos.

Luego viene la segunda parte de la parte contratante, porque con este pecado original de enfoque, los elegidos de antes resultan los más golosos luego y después, de forma que a cada carrera que pasa la distorsión es mayor, y así las cosas, Raikkonen, Bottas y Ricciardo, por seguir con los ejemplos de antes, ven reducidos sus méritos a la menor oportunidad, mientras que se ensalzan los de sus compañeros como si no hubiera un mañana. Y no, aquí Vandoorne no entra porque Alonso siempre suele tener la culpa en todos los saraos, y eso supone un beneficio para el belga por muchas vueltas que le demos.

Pero a lo que vamos: tenemos relativamente cerca lo ocurrido con Nico Rosberg durante 2016. Los medios distorsionaron tanto su trabajo en pista que en la actualidad cualquier pardillín te dice que Lewis perdió aquel campeonato por exceso de averías, como si el ataque suicida sobre el alemán en Montmeló lo hubiese protagonizado otro, como si hubiese sido otro quien arrancaba en las salidas como a la pata coja. Como si no hubiera sido Hamilton el que amenazó por radio a su ingeniero de pista con pulsar todos los botones del volante si no le decía cuál era el que debía tocar. Como si, en definitiva, a Rosberg le hubiese caído el título del cielo.

Con aussie junior también hemos tenido ración reciente de desequilibrio. En el Gran Premio de Francia nos enteramos de que era un cara dura por pedir rebufo cuando no le tocaba según los mismos que le habían delatado precisamente en ese instante, no antes ni después, no, en el Paul Ricard, cuando las cosas entre él y su colega holandés parecía que podían dar para incendio...

Quiero decir con todo esto que con las cositas que he ido contando y, por supuesto, hurtando al personal la épica subyacente en la machada que hizo Kimi en Hungaroring, se genera una especie de puré espeso donde se ahogan los que deben ahogarse mientras que los otros, los figurines, siempre salen a flote porque tienen que salir, que si no, a ver de qué iban a vivir los periodistas.

Y sí, el finladés estuvo supremo, y por eso intuyo que la realización le pagó los feos del efecto lupa, convirtiéndole a él y a Robin en los protagonistas de la ceremonia del podio y minutos posteriores.

Os leo.

3 comentarios:

Bertor dijo...

Pues siempre te has quejado de la estrategia "segundona" que Ferrari le ofrece a Kimi y el otro día esa estrategia funcionó y muy bien ;)

Bastian dijo...

esto es un poco off topic...ahora que ferrari tiene el mejor auto...considerando las carreras que raikkonen ha perdido y los errores de vettel...no habria sido mejor apostar por RAI?..tal vez iria ya lider del mundial..

Elín Fernández dijo...

No eres el único que piensa eso. Pero la de Maranello tiene otros planes. A rajatabla quiere al teutón arriba y al final lo van a pagar caro.