La situación que atraviesa Williams en la actualidad augura cualquier cosa menos algo bueno para Robert Kubica, y mira que lo siento. Ahora bien, quedarnos en que el de Cracovia se ha equivocado es poco menos que insultar nuestra inteligencia, porque en saraos de este tipo, lo normal es que se haya equivocado mucha más gente o que alguien haya engañado a alguien, que diría don Miguel Gila.
A mí no me cabe en la cabeza, por ejemplo, que a diciembre del año pasado en Grove no tuvieran ni una mínima sospecha sobre lo malote que iba a salir el FW41. Porque una de dos, o el departamento técnico, el túnel de viento y todo lo que tiene que ver con la CFD, habían fallado más que una escopeta de feria, o alguien sabía algo y se lo calló...
Esta segunda vía es la que me interesa, por jugosa y porque da para trasfondo de novela. Un suponer, sabiendo que el coche para este año iba a ser un completo hierro aparece el alguien de antes, y en vez de tomar cartas en el asunto, incluso pasando la cuenta de resultados a números rojos con tal de salvar la situación, decide mantenerlos en negro apostando porque sigan soltando la pasta los pilotos.
Stroll está dentro y no hace falta ni engañarlo, pero con Sirotkin y Kubica sí se hace necesario tensar un poco la cuerda, porque, seguramente, el dinero del joven candiense ya estaba invertido y el del ruso y el polaco era cash fresquito, parné contante y sonante, no sé si me seguís.
Estirando aún más la cosa, podría ser, también, que en Williams se supiera mucho antes de finales de febrero que el Grupo Bacardí (Martini) se piraba como patrocinador principal al terminar esta temporada. Por extraño que parezca, este tipo de rupturas acarrean preavisos previstos en alguna cláusula del contrato, y negociaciones por si la situación tiene vuelta atrás, y alguna que otra negociación más hasta que todo resulta irremediable y se pacta una salida lo menos lesiva para todos.
No es un aquí te pillo y aquí te mato de libro, y como podéis imaginar, tampoco parece muy descabellado pensar que al menos debieron transcurrir un mes o dos entre pitos y flautas.
No es un aquí te pillo y aquí te mato de libro, y como podéis imaginar, tampoco parece muy descabellado pensar que al menos debieron transcurrir un mes o dos entre pitos y flautas.
¿Y la causa? Bueno, nadie ha hablado de ella porque entre caballeros no se acostumbra a lavar los trapos sucios lejos de casa, pero haberla tuvo haberla. Y me digo en este punto si no será que el alguien del principio se vio obligado por las circunstancias a decirle al partner en algún momento de esta película, lo que supuestamente se sabía desde finales de otoño e ignoraban Sirotkin y Kubica: el FW41 venía castaña pinchada en un palo y no había capacidad, ni material ni económica, para reconducir la situación en un tiempo prudencial...
Vale, lo dejo aquí. Pero antes de meteros en la cama os pediré que déis vueltas al tema de que Robert Kubica se ha equivocado al formar parte de un convoy cuya locomotora podría estar muerta desde noviembre pasado.
Y eso, que os leo.
1 comentario:
En el penúltimo gp cast comentaron que paddy lowe fue a la fábrica a ver por que los datos no eran los esperados y salió convencido que el coche era bueno. Si esto fuese verdad, deja a los pilotos titulares por los suelos.
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