Los equidistantes postmodernos están de enhorabuena: entre que Max no ha tenido un gran día y que Vettel lo ha tenido peor, ha pasado casi desapercibido el bajísimo rendimiento del vigente campeón del mundo en el trazado de Shanghai, cosa que ha durado prácticamente todo el fin de semana.
Son suertudos. La peña se alegra de que un McLaren adelante a un Ferrari y de la miga hacen un pan de tres kilos y medio que dará en redes sociales para llegar con ruido al Gran Premio de Azerbaiyán. Mientras tanto, lo realmente preocupante pasa a un apacible segundo plano. Y es que si el otro día me preguntaba por las sobreactuaciones en Brackley [El campeón no puede esperar], hoy toca alarmarse de verdad ya que Lewis ha sido una sombra de sí mismo durante la carrera, y ayer también...
Bien es verdad que el de Tewin, lo mismo que está abajo nos sorprende con una bonita actuación.
Otra cosa es que a supuesto idéntico monoplaza [El mismo coche], Bottas ha dado sopas con honda al tetracampeón y eso ha tenido que dolerle bien dolido. Hombre, me alegro por Valtteri pero tampoco me ilusiona en el caso de Lewis, ya que en su zurrón, este tipo de circunstancias suelen delatar una clara sintomatología: incomodidad, falta de concentración y confianza, carencia de fe y otras minucias que pasan desapercibidas en cuanto la prensa saca a relucir su hambre de victoria, sus dientes de velociraptor y el bendito hammertime, pero que estar, están ahí, esperando una miserable oportunidad para aflorar.
Sea como fuere, incluso habiendo firmado una carrera bastante mala, el británico ha recortado distancias con Sebastian y ni tan mal. Ahora se encuentra a tan sólo 9 puntos del alemán, con Bottas a sus espaldas, a 5, lo que nos pone en que como no ande fino, el de Nastola le puede superar en un abrir y cerrar de ojos. En cristiano, que queda mejor: si Hamilton ya estaba expuesto a una enorme presión, ahora tiene ración doble, y me explico:
Por un lado, Verstappen dudo mucho que vuelva a quitarle de en medio a Vettel, y por otro, no veo razones para pensar que Brackley vaya a desaprovechar o sacrificar a su piloto finlandés ahora que Mercedes AMG por fin lidera la tabla de constructores.
En este sentido, cabe decir que el de Maranello ha visto reducida su ventaja en China pero se mantiene cómodo en el equipo y en el Mundial. Hamilton, sin embargo, no está tranquilo ni en uno ni en otro sitio. En el campeonato por razones obvias, y en su escudería, porque la dilatación del momento del estampado de la firma en el contrato de renovación puede salirle como tiro por culata a poco que el churri de Emilia encadene dos buenas actuaciones.
Reconozco que soy bastante huevón en cuanto a las expectativas depositadas en los comienzos de temporada, lo que no impide avisra que lejos del alborozo que reina en las filas de los equidistantes postmodernos, el aire huele a que Lewis se está metiendo en graves problemas él solito y ha empezado a soñar con Nico Rosberg por las noches. Sin duda sabrá salir —lo doy por supuesto—, pero no me negaréis que está cachondo el paisaje.
Os leo.
2 comentarios:
Similar a la situación del año pasado, solo que HAM necesita mucho más al equipo que el equipo a HAM... el año pasado consiguió centrarse a tiempo y sacar lo mejor del coche, y este año aún está en esa fase de desbrozar el camino y encontrarse a sí mismo, lo humano es reunirse con el equipo para encontrar las razones que hay fuera, no lo es tanto asumir culpas y responsabilidad, pero estas cosas del entorno (renovación, líos con ROS...) sacan a la persona que hay detrás del personaje que nos quieren vender los guruses de la Grande Britannia.
Me lo he pasado bien hoy. Ha sido una carrera entretenida que deja claras un par de cosas: el pilotazo que es Ricciardo y la habilidad de Alonso para enmascarar las carencias del McLaren. Desde luego, él, como tantas veces hizo en el pasado, está siendo mejor que su coche.
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