martes, 15 de octubre de 2024

#VKt-08 [Alejandro Fernández]


Charlar con, hablar de, entrevistar a Alejandro Fernández, nuestro invitado de hoy, supone un deporte de riesgo, tan peligroso que ni Red Bull ha querido patrocinarnos, pero había que hacerlo porque cuando GPCast, SafetyCast, Keep Pushing y Stop and Go complacían a las audiencias hace ahora algo más de una década, su voz nos hablaba desde el otro lado del micrófono de técnica aplicada al motorsport, de Resistencia y, por supuesto de Fórmula 1.

Ayer cruzamos algunas palabras por teléfono a cuenta de perfilar esta interview, que dicen los violines menos afinados, y después de hacer genuflexiones ante el Emirates New Zealand terminamos recordando la Can-Am y aquel fabuloso Porsche 917/10 de comienzos de los setenta del siglo pasado, que arrancó bajo la piel del 917 Pig. Como comentaba el otro día [El Bradbury II], con Álex da igual por dónde comiences porque tarde o temprano acabarás hablando de deporte, así que esta parte estaba resuelta de inicio.

Buena persona, inteligente hasta el extremo, socarrón y dotado de un finísimo sentido del humor, amén de bregado, leído y muy vivido, este dandy viscontiano y quien os está escribiendo, decidimos hace unos meses elevar juntos un canto a quienes ni nos reconocen, y gracias, porque transcurrido el tiempo en que yo ejercía de experto y él de canario, era hora de contar la verdad. 

Y ojito con esto, porque si yo vengo de Humanidades y Bellas Artes, él se ha curtido en Economía y Dirección de Empresas antes de darle duro a un espectáculo que no sería nada sin las corruptelas que lo rodean, que junto al Mundial de Fútbol y las Olimpiadas lucha por las primeras posiciones en el ranking de los mayores fenómenos de masas, con permiso de Taylor Swift. 

Una vez más, Nürbu se viste de gala...

 

1.- Buenos días. ¿Los androides sueñan con ovejas eléctricas, o, como acostumbran a hacer algunos humanos, tan sólo las cuentan para intentar conciliar el sueño?

Buenos y de 24 horas, aunque siempre necesitemos más. Y a las convenciones ya sabemos tú y yo por qué parte de nuestra fisonomía las podemos hacer transitar, y sólo a las justas.

No solamente con ovejas, Jose, y mucho antes de este engendro pantagruélico que es la IA que nos está devorando, empezando por la paciencia. Comenzaron con el ganado ovino y ahora pretenden hacerse con todo, como aquellos de Tears for Fears, que, ¡oh casualidad!, uno de ellos tiene origen argentino vecino del de Colapinto, ¡otro que quiere conquistar el mundo usando cuatro ruedas!

Philip K. Dick alucinaría con todo lo que pueden hacer y soñar sus replicantes, que, para colmo, ya se han quitado de encima la fecha de caducidad de lo malparits que son, ellos y sus progenitores.  


2.- Cobras 4.200 millones de dólares por construir una cápsula de última generación, subes en ella a dos astronautas para que pasen 7 días en la Estación Espacial Internacional, la cosa se alarga y se tiran allí más de 110, tiempo durante el cual consumes presupuesto extra y únicamente produces titulares y algunas psicofonías que mantuvieron en vilo a los teóricos de la ufología. Al final desciendes como estaba previsto, pero sin la tripulación, que fue rescatada por otra misión. ¿Crees, como yo, que la CST-100 Starliner de Boeing supone una bonita metáfora de la Fórmula 1 en manos de Liberty Media?

Theodore Levitt lo explicó en su libro La Miopía del Márketing. 

Tanto Boeing como Liberty, digamos, han equivocado a su cliente. Boeing olvidó que el suyo eran las líneas aéreas y sus pasajeros, concentrándose en los accionistas, cuyos ejecutivos también lo son. De ahí sus enormes retrasos, galácticos excesos de presupuesto, accidentes y pitufos que no dejan de aparecer en la Starliner o cualquier otro engendro. Descuidaron su mayor atributo, que era la ingeniería.

Liberty ha obrado de la misma manera con la F1, trasplantando órganos sin tomar en cuenta su compatibilidad con el paciente, metiéndole antibióticos para que los acepte y engorde como el ganado. Hablan de los nuevos espectadores e infinidad de artilugios semánticos, olvidando cómo es el negocio, que, para darnos una idea, era fabuloso, y prueba de ello es que, una empresa maliciosamente viciosa de dólares como CVC Capital Partners se cansó de ganar dinero con él desde el principio, ya que los fondos para comprarla nacieron en un auto préstamo que CVC se hizo a sí misma. Pero respetaron el espíritu —no el de las normas de la FIA, sino la esencia—, aplicando el inglés «si funciona no lo cambies».

Liberty también ha equivocado a su cliente, haciendo de la Fórmula 1 la Disneylandia de cartón piedra para masas que intenta ser hoy. 


3.- ¿Con Bernie vivíamos mejor?

Una parte de la respuesta a esa pregunta está más arriba y opino que sí. Con Bernie sucedía algo curioso, y era que cuando tenía que decidir sobre un asunto comenzaba por reunirse con todos los actores implicados y su decisión, la que veíamos, no era la suya, sino la concertada con todas las partes y finalmente condimentada por él. Actuaba algo así como un Consultor, gente pecaminosa si las hay, que cuando le preguntas qué hora es mira tu reloj para decírtela. 

Ecclestone fue el curador de esa esencia, como el de un museo. Y recordemos que no sabemos de nadie que, interesándolo por algún negocio, no hable maravillas de él.


4.- ¿Qué te proporcionan las plantas y su cuidado? Y ya que estamos, ¿a qué huele tu santuario en Giron?

Huele a sándalo y santidad, a tabaco que estoy dejando y a libertad. Mis plantas. Jose, mis plantas me causan asombro porque, como buen Ingeniero desarmista que soy —desde la cuna se me daba mejor desmembrar para entender—, percibo algo milagroso en su interior y las adoro. Uno de mis textos favoritos es Frankenstein, el Moderno Prometeo, y mira por dónde... 

Curiosamente lo que más me preocupa de ellas es su condición más allá del aspecto visual. No soy jardinero o botánico, pero aprendo continuamente de ellos para ellas. Tuve una Aloe Vera enorme que me regalaron e hice ocho y todas vivas. Aprender es otro de mis vicios inconfesables, la sabiduría es como la felicidad, jamás se alcanza, lo bueno está en buscarla, como el Tao de los japoneses y el Caminante no hay camino de Machado.


5.- Tu niñez en Rosario; Buenos Aires... Cuéntanos algo de aquella Argentina tan desconocida en España.

Gracias a todo lo escrito sobre la España de principio y mediados del XX, la vida era muy similar antes de las hecatombes, y no hablo de las guerras mundiales, donde Argentina también fue «neutral jugando a dos bandas» hasta que la empujaron a una de ellas.

Si bien Rosario era una ciudad con su millón de habitantes, recuerdo que en mi muy temprana infancia el pescado era de venta ambulante, aunque de río. Mi abuela no quería saber nada de novedades así que su nevera era de hielo y el hombre del hielo, junto con el cobrador de la luz, iban a casa —«a domicilio» es muy frío y moderno para lo que estamos hablando.

Nací en Rosario por capricho de mi madre porque ella nació allí, y en menos de una semana nacía otra vez en Buenos Aires, donde, si bien más grande que Rosario, las cosas no eran diferentes: las casas con los portales abiertos, jugar a la pelota en la calle y el autobús que paraba para darnos tiempo a recogerla, aunque ya era un barrio con edificios altos.

No existía la necesidad de ser rico, existía la pobreza, pero no la miseria. 


6.- No parece muy habitable un espacio en el que no hay lugar para que Florencio Parravicini vuelva a perder una prueba por bajarse del auto y saludar a las autoridades. El automovilismo deportivo, las carreras, ha cambiado tanto que no lo reconoce ni la madre que lo parió. Nos queda el humor, pero los mandarines y bachilleres de la cosa reprueban la risa, como Jorge de Burgos, por considerarla contraria al serio y elevado apasionamiento. ¿Algo que decir al respecto?

Esas manifestaciones, como la de Parravicini, y hasta la gentileza en Alta Mar, han sido grandemente arrolladas por entes que nos convencen de la supremacía del dinero y otras expresiones materiales; el humor, la risa y la espontaneidad son reprobados porque se nos convence de que deben ser sustituidos por productos y servicios manufacturados con, según los mandarines y bachilleres, el mismo efecto. Pero tú y yo sabemos que no es así. El verdadero sabor de la carne es de la vaca que pasta y no de la alimentada a pienso.

Pienso que la fama de Schopenhauer le debe más a su «la música es un ruido molesto» que al resto de su obra. La originalidad propia es penada porque nos fuerzan a adquirirla con marca. Los sentimientos ya son servicios, pero para los que no se enteran de qué va la cosa. La tristeza es lo que se lleva hoy día y yo soy de Art Nouveau.


7.- Dirigiste la segunda época del podcast Stop and Go. ¿Qué recuerdos guardas? ¿Se aprende más preguntando a colaboradores y entrevistados o respondiendo preguntas? ¿Sebastian Vettel sigue siendo «aquél», como cantaba Raphael?

Comencé temprano en el Stop and Go gracias a tener bagaje de F1 y a la inmensa bondad de José Antonio Fernández. Empecé como un escuchante que les acercaba opiniones que se tomaban en cuenta, ¡menuda virtud la de Jose!, luego encontré algo para aportar en las 24 horas Le Mans, que sólo se conocían de nombre y que corrían coches y no bicicletas, pero ya con un micrófono delante y un equipo que me había dado la bienvenida.

Y con esa intensidad cogí más riendas del asunto, siendo la rueda de repuesto de un Jose a quien sus tiempos no le permitían dedicarse al podcast como a él le habría gustado. Lo original es que me dejó en legado el programa y fui el último en enterarme porque lo hizo público en Twitter y la gente me felicitaba sin saber yo el motivo, y no lo descubrí hasta que me lo dijeron al preguntarlo.

Vettel sigue siendo aquél y sólo el tiempo, juez implacable donde los haya, deberá juzgarlo.


8.- Puesto que lo has mencionado, ¿qué te sugiere este nombre: José Antonio Fernández?

Es un curioso caso de la medicina al ser un corazón gigante con extremidades, un apasionado de las cosas que realiza, y enamorado de hacerlas bien y siempre mejorarlas. Poca gente sabe que es el creador y moderador de Clubf1.es, un foro con miles de participantes. Amén que, como quien te escribe, ama la fotografía y eso le ha llevado a no estar conforme y ponerse a estudiar formalmente sobre el tema.


9.- ¿Qué sentía aquel chiquillo de corta edad que, agarrado a la malla de galvanizado que separaba las gradas de la pista en el Autódromo General San Martín —hoy Óscar y Juan Gálvez—, escuchaba por primera vez los motores de ocho y doce cilindros desplegando sus armoniosas y agudas tonalidades al paso de los monoplazas? ¿Quién venció en aquella ocasión?

Mañana del 28 de enero de 1973, siendo enero en Argentina el agosto de España. 

Sonido de parlantes y multitud festiva. Una espera interminable para un niñato de 11 años que casi no sabía dónde estaba ni para qué. Me encontraba justo frente a la salida de boxes, pero durante un larguísimo tiempo nadie salía aunque se escuchaban ruidos ensordecedores, y sucedió la epifanía: apareció Ronnie Peterson rodando sobre un algo que para mí sólo había visto en miniatura y no tan avanzado. Bello, afilado, negro y con logradísimas líneas de un dorado al efecto. Alerones ya había visto, pero tomas de aire laterales y superiores, no. El Sr. Peterson, todavía abrochándose los guantes mientras sujetaba el volante desapareció tras un trueno con efecto Doppler y cambió mi vida. 

Poco después vino la salida y si me faltaban emociones era por la cantidad que me afectaban, pues faltó poco para que yo pasara al otro lado en trocitos con la alambrada haciendo de colador.

Se lo llevó Emerson, el campeón del año anterior, tras dosificar su ventaja sobre los Tyrrell de Cevert y Stewart, donde Jackie, después caballero titulado porque ya lo era en pista y aceras, le dejó el segundo cajón a su niño François. Cuánto le quería. Una historia que merece más menciones.


10.- Recomiéndanos una película, un poema y una canción o una pieza de música.

Feliz Navidad, Mr. Lawrence. El Tercer Concierto para Violín y Orquesta de Mozart, con Anne-Sophie Mutter a las cuerdas, y Los dichos del Monstruo, del libro Frankenstein de Mary Shelley.


11.- Los argentinos tenéis fama de psicólogos, independientemente de vuestra formación profesional o académica. En tu caso, tu armadura viene definida por la economía, el ámbito empresarial y una vasta experiencia de contacto con el género humano, a todos los niveles. ¿Hay espacio ahí para aplicar la psicología austral? ¿Se entiende mejor la Fórmula 1 como negocio o como deporte? Y ya que puedo permitirme hacerte la pregunta: ¿las entrañas del poder en nuestra actividad son masculinas o femeninas?

No me llevo con eso de los psicólogos que hasta para cocinar encuentran orígenes trasnochados como solución para ecuaciones fractales. 

En ese aspecto soy más sajónido al desarmar y mirar cara a cara a las piezas. Como el Ingeniero desarmista que mencionaba al principio, el destripar del bueno de Jack, o el deconstruir como Ferran Adrià, al que traigo a colación porque su Trucha Momificada de los años de Plata Dulce, me recuerda los excesos de la Psicología: puro verso, como se diría en Santa María de los Buenos Ayres, y aprovecho para responderte respecto de la psicología austral aplicada a nuestro Espectáculo ejercido por Deportistas —frase de José Antonio Fernández, el Sabio—, que no sirve porque la actividad es 90% cardíaca y 10% mental.

La Fórmula 1 lamentablemente nació y todavía es masculina, como el balompié —cada día crece mi amor al castellano con mi aversión a los anglicismos—, pero respecto de las entrañas del poder, recordar que con Bernie había muchas mujeres con gran poder de decisión en su seno durante toda su administración. 

La FIA dice serlo (femenina), pero es un oxímoron del mismo calibre que su cruzada por la seguridad. Su apoyo a la igualdad es, siempre y cuando el dinero sea considerado un sexo más.


12.- Me consta que cocinas bien, aunque tampoco rechazas regalarte con alguna escapada a mesa puesta. ¿Qué aportan lo culinario y la gastronomía a tu forma de ver el mundo y, por ende, a tu manera de disfrutar de la Fórmula 1? 

El común de la gente malinterpreta el término cultura y lo asimila a eventos musicales con vestimenta de etiqueta, cuando la realidad es que la cultura es ese conjunto de características propias de un lugar, su tiempo y sus gentes, llámese comer empleando palillos, sus músicas, idioma, historia, costumbres, geografías, músicas, vestimentas, vestimantas y muchas más cosas que lo hacen único, así como a su gente y su tiempo... Otra obviedad ignorada.

Desde pequeño, y sin proponérmelo firmemente, he sido viajero. Primero desde mi ciudad de residencia, Santa María de los Buenos Ayres hacia mi ciudad natal, Rosario, para visitar al resto de mi familia materna, cuantiosa al ser mi madre la menor de 9 hermanos, la peque mimada y su guapo vástago, hipermimado en consecuencia. También los viajes por vacaciones, y siempre me he interesado por los lugares, sus gentes, cocina, etcétera, o sea, y siendo breve: su cultura.

Posteriormente le di un cimbronazo a mi vida al decidir ser estudiante de intercambio, algo que me cambió hasta la esencia, pues te abre los sentidos y quedas maravillado como Totó, el niño de Cinema Paradiso, con la diferencia de que superado el asombro pasas a ser parte de esos mundos cual Rosa Púrpura de El Cairo.

Comencé con la cocina por necesidad, llamémosla mundana. Siendo adolescente mis padres salían y me dejaban nevera y despensas a tope, con la salvedad, gracias a la astucia de me madre, de la ausencia de charcutería para que me buscase la vida con los fuegos. Ahora sí, el plato fuerte, llegar a España donde si no aprecias su cocina y su condición inmanente con el resto de manifestaciones, mejor vete a la Antártida y ojalá los pingüinos te ofrezcan compañía. Agrégale que el Reino afortunadamente no tiene UNA sino cientos de cocinas, y todas girando alrededor de ese denominador común que son el respeto, celo y mimo al ingrediente, ¡ojalá se tomase a las personas como a esos ingredientes!, aunque después nos devoren, como siempre suele ser.

Tú y yo, querido Jose, somos dos aprendices impenitentes y si no tenemos de qué aprender, lo buscamos y descubrimos. Si los libros mordieran nos llamarían masoquistas.


13.- ¿Por qué el bacalao?

Nació como desafío: poder hacer el pil pil. Primero de manera aceptable y con varios desastres en medio que, por orgullo y economía, terminaron en mi estómago. Gracias a mi marujismo cotilla y deconstructor lo pedía en restaurantes para destripar sus secretos, cosa que me llevó al cómplice de la receta, el bacalao, que me maravilló por su sabor, color y textura, por ser como yo de tierras y mares, pero no de playas y palmeras, sino de mares bravíos, de impermeables, tormentas, vientos y velas. He sido velerista y lo llevo muy enraizado.

Para animal sin patas el bacalao, y con éstas, el cordero. Si esto lo lee alguien de Migraciones en algún país del cono sur comprenderé si vetan mi entrada. 


14.- Franco Colapinto ha irrumpido como un fenómeno imparable y rebosamos sabios que quieren aconsejarle aunque no le convenga. ¿¡Suéltame pasado! sigue siendo el mejor grito de guerra? Con la ausencia en la parrilla de Carolino Fuentes y Johann Sebastian Mastropiero, ¿cómo piensas que sería la Fórmula 1 «del pibe» narrada gran premio a gran premio por Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich, siempre sobre guión de Les Luthiers, claro?

Cuánto le deseo al bueno de Franco que Alonso le aconseje sobre cómo tratar a sanateros (arg.), manosantas (arg.), médicos brujos, expertos y la omnipresente gilada. En eso Mudstock se luciría con su etiqueta y formalismo almidonado y soberbio, describiendo excelsamente tanto la mecánica como el estilo de conducción, y dejando al final de cada párrafo la ironía para que los conceptos queden explícitos y el bueno del gran Daniel, es todos los aspectos, grande y Daniel, aporte la sangre cándida y caliente con continuas metidas de pata, interrupciones a viva voz ante un adelantamiento o un hecho digno del Sanganchao del bueno de Gonzalo Serrano. Bien le hubiera venido a la oveja de los calvos tener a un Rabinovich al lado.


15.- ¿Qué opinión te merece tu compatriota?

Hay más de 40 millones, no sé a cual te refieres pero pienso que es a Colapinto, el de los coches. Es muy temprano todavía, hay mucho que ver de él y sólo, de momento, destaco que ha sobrevivido a estar en la F1, de momento, y detrás de un volante. Nuestra categoría rompe más pilotos que los que consagra y no respeta ni currículums ni pedigrís.


16.- Donald Johanson definía la investigación paleoantropológica como el intento de encontrar coherencia a una cadena de varios kilómetros de longitud, de la que sólo sabemos de unos pocos eslabones. A ti te escuché por primera vez el término «arqueólogo de la F1» que ahora uso de manera frecuente en Nürbu... ¿Qué pecado crees que purga esta gente que mira el pasado de la disciplina como si allí habitaran todas las respuestas a las numerosas interrogantes que plantea nuestro presente?

Son gardelianos que dicen cada día canta mejor cuando el hombre lleva años en un féretro, su pecado es no ser más mastropieranos, ya que acabamos de estar con Les Luthiers, y emular a su Indomable que suelta a su pasado, ése que duerme con nuestro querido Elton [Sleeping with the Past].

Y me tienes que presentar a ese Donald Johanson. ¿Nunca usó la extrapolación? Es la herramienta favorita de toda la Humanidad.


17.- El paleoantropólogo y yo hicimos pareja en Abreviatura para un muerto, pero ahora sólo nos enviamos flores por nuestros cumpleaños. Veré si guardo su tarjeta y te la paso. En fin, ¿buscamos un cauce con el más allá para que Gerardo Masana o Quino aconsejen a Mohammed Ben Sulayem, o dejamos que el dubaití lidie en solitario con David Richards hasta ser devorado por el lobby anglosajón en la FIA?

Bien le vendría a nuestro Bolud el Kotur los pragmáticos consejos de Massana y Quino, agregando al injustamente olvidado Chumi Chúmez; más mujeres aportarían materia gris genuina a la categoría. Richards primero lo pondrá en agua fría y después a fuego lento como se hace con las ranas sin importar si vienen del desierto. La devoración (rae) viene luego, y a puertas cerradas en un exclusivo club londinense, como corresponde según rancias normas.


18.- Si en una jerarquía todo empleado tiende a ascender hasta su mayor grado de incompetencia, como afirma el Principio de Peter, ¿la presencia de Stefano Domenicali en la cúpula de Liberty Media debería permitirnos dormir a pierna suelta, o sigue siendo necesaria una dosis mínima de Orfidal o Noctamid? En serio: ¿qué hemos hecho para merecernos esto? 

El caso del Signore Peoras y su presencia en la cúspide responde, a mi debatible juicio, a que alguien tiene que firmar los papeles y tiene que ser alguien con chapa, que haga inobjetable al contenido del papel aunque sea una orden de bombardeo estratégico a una población civil desarmada. Es como decir «me ha representado el estudio Baker McKenzie» aunque te haya dejado en cárcel y bancarrota, o «me ha tratado el Dr. Schumacher», y gracias a él puedes ver crecer las raíces de las margaritas.  


19.- Sincérate. ¿Fue justa la reclamación de Álzaga Unzué a Ettore Bugatti por haberle entregado como premio un coche desmontado? Bajo tu opinión, ¿en Macoco pesó más aquella sorpresa o la jugarreta que le hizo el industrial galo en las 500 Millas de Indianбpolis de 1922? 

¡Es que Macoco era un niño bien de los que quieren todo hecho! 

Vaya a saberse la verdad de las cosas porque estos individuos necesitaban de otros hasta para miccionar, con sacudida y secada de miembro incluida. 

Prueba de ello es que Macoco temía que los motores explotasen y bielas y cilindros le hiriesen las piernas cuando ¡los motores de entonces tenían los cilindros en línea y estos seguían el eje longitudinal del coche! El hombre habría soñado con motores transversales, un delirante muy adelantado a su época.

 

20.- Es obvia pero también tengo que hacértela: ¿cómo catalogarías a Max Verstappen?, ¿y a Lando Norris y Oscar Piastri?

A Verstappen lo catalogo primero como a un fenómeno como piloto, como una prueba entre tantas, sus adelantamientos por el exterior siendo zona sucia y ¡anegada!, segundo por lo sólido y constante de sus resultados a través del tiempo, es como las fórmulas matemáticas, por más que les pegues siguen dando el mismo resultado; y tercero, por lo bien decorada y limpia que tiene su azotea, estoy de acuerdo con sus opiniones y las ha mantenido desde mucho antes de ser campeón.

Norris es la alegría de la huerta, es bribón (nada que ver con el emérito flotante que gana por pleitesía), cheeky en su lengua y con una comunicación inexplicable con Carlos Sáinz, juntos nos han mostrado cómo deben ser las cosas.

¡Y no puede faltar Oscar Piastri! Ya sin tocar a la Fórmula 1 era un predestinado de los de verdad, al zamparle en pleno rostro y vía Twitter un zasca de dimensiones inconmensurables al probado inepto de Szafnauer. Y ya en ella no necesitó tiempo alguno de adaptación, al igual que Verstappen, Alonso y tu némesis y #GOAT Lewis Hamilton, a este último lo tenía que mencionar, tú y yo somos Moriarty y Holmes. Tú eres Sherlock aunque sea nombre de mujer.


21.- Vamos terminando. Ya no hay sitio ni para Florencios ni para Macocos ni para ti ni para mí, pero si fuese posible resetear y volver atrás, ¿dónde me recomendarías comenzar de nuevo?, ¿en el turf y sus bonitos clubes exclusivos?, ¿en las carreras cuadreras ambientadas con el sabroso olor a tira de asado haciéndose a la parrilla?, ¿o dando un generoso y sosegado paseo por la Riviera Francesa a bordo de un Bentley Mark VI Special de 1949, mientras nos pensamos mejor si es buena idea dar cuerda de nuevo a este juguete?

¿Cómo que no hay sitio? Para mí y para ti el futuro nos verá salir de escena con los pies por delante, aunque me comentaron que será pandémico, libertario e igualitario.

¿Dónde colocarnos para comenzar de nuevo? En la que te falta mencionar, en Nueva Zelanda y al timón de un, llamémoslo yate de la Copa del América, que mientras te escribo dirime al trofeo de Las 100 Guineas con los ingleses de hoy, noveles infieles a su tradición, que no podrán hacer triquiñuelas porque a los kiwis les han hecho toneladas métricas y se recuperaron a todas.


22.- Si hubiese que celebrar su funeral (a la F1 me refiero) yo escogería cuando Bernie trató de colocar a Max Mosley en el Partido Laborista después de haberlo intentado con los Tories. ¿Tienes alguna propuesta mejor?

Si Mosley hubiese pisado un partido político habría llegado a ser Max I de Inglaterra y los Windsor le habrían servido el té en un sótano de la capital. Y de pensar un funeral para Bernie, más que para la F1, yo le deseo uno donde Von Karajan se vea como una partícula subatómica haciendo de telonera, y, como él lo ha deseado siempre: presidido y celebrado por monjas ataviadas con mordaz lencería, de raza negra y lesbianas.


23.- Existe una verdad Autosport y otra Sky Sports, que suelen ser coincidentes sin que nadie se alarme por ello, y luego está la realidad, que consiste en que somos demasiado holgazanes para reclamar a quien dimos nuestro amor incondicional que nos lo devuelva. Obviamente no voy a concluir tu paso por Nürbu sin preguntártelo: ¿cuáles han sido tu piloto y escudería preferidos? No importa si son varios los nombres o se corresponden con diferentes épocas.

Mi condición de Formulero Confeso no me lleva a tener un piloto preferido, soy hombre de harén, tengo varios y en ese aspecto presto ojos ciegos a la infidelidad y lo políticamente incorrecto. Pero haré una transgresión: de los que ví conducir y por su trayectoria hasta el fin de sus días, rompo lanzas por Niki Lauda.

Y algo similar con las escuderías, aunque guardo algo especial por la McLaren Mercedes de Ron Dennis y Kimi, sobre todo por el británico, alguien que desde cero como persona y un nudo gordiano como el que dejó Teddy Mayer, levantó un Valhalla con dioses y todo. ¡Leed jóvenes! Antes de llegar a cada circuito McLaren F1 mandaba hacer a nuevo el box, incluyendo el suelo, la iluminación y el azulejado. En síntesis, a lo bestia, pero bella, bellísima.


24.- Hay una última cosa que no quiero dejar pasar. Con tanta gestión de neumáticos y tanto pisar huevos —Schumacher dixit—, ¿no crees que nos vendría mejor a todos que la Fórmula 1 se integrase en el World Endurance Championship FIA como modalidad superrápida, supersprint o como demonios elijan llamarla?

Ya hubo intentos como los de compartir motores pero antes que la vuelta a la Resistencia prefiero la fama y popularidad por peso que le birlaron a ésta, esa que por su grandeza le hizo perder el sueño a Enzo Ferrari y que pagó con el 90% de su bien más preciado. Ahí quiero a la F1 y al WEC, no en un Olimpo sino en dos. Siempre he sido incorregible, por esencia y educación.


25.- ¿Elon Musk sueña con ovejas eléctricas o es simplemente un azar que nos podíamos haber ahorrado?

Busca refugio cuando Musk caiga, la escala de Richter quedará como usar un palillo de dientes para medir la distancia hasta la Galaxia de Andrómeda. Todos aquellos que quieren dominar al mundo terminan igual e invoco para que no haya excepción a la regla, pero de momento hay que sufrirlo con todas las consecuencias, sufrir como quienes han llegado hasta aquí en la lectura de esta entrevista. No sé si agradecérselo, darles el pésame o el nombre de mi abogada, no sin antes avisar de que está felizmente casada. 



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