jueves, 19 de septiembre de 2024

Clickbait


Nuestro manantial de aguas informadas empieza a acusar el estrés de una temporada que no es capaz de salir de la Silly Season, como si la Silly Season fuese casi más importante que el campeonato, que a priori no discuto que no, aunque el sueño de la razón sigue produciendo monstruos y ya hay quien entrevió en el pasado Gran Premio de Azerbaiyán que tres o cuatro escuderías tuvieron opciones de victoria, ergo fue una de las pruebas más emocionantes de esta campaña. Ahí, con dos avellanitas y un palo.

Entiendo que si en vez de tres o cuatro equipos hubieran sido cinco o seis no habría Dios que tosiera a Bakú, pero esto, como vengo diciendo, es fruto de vivir en una Silly Season prolongada en el interior de un barril de espeso humo, diríamos que forzadamente perpetua y sin posibilidad de revisión, sin ventanas ni puerta para tomar un poco el aire, vamos.

Colapinto ha amanecido entre nosotros y, a pesar de que el 95% de los interrogados ya sabían de su enorme calidad, no tiene hueco para 2025 y hay que hacérselo, incluso con calzador. Pero la parrilla del año que viene ofrece pocos asientos disponibles y surge el problema: ¿qué hacemos con el novel argentino?

A mí todo esto me parece muy precipitado, qué queréis que os diga, pero también entiendo la mecánica interna que mueve la Silly Season y lo fructífero que resulta su primo hermano el Clickbait

Franco supone la nueva veta a explotar agotado el filón de Newey, que hasta estampar su firma con los de Aston Martin estaba y no estaba, y hoy se iba a recorrer Europa en caravana y mañana ponía ojitos a Ferrari o sopesaba un acuerdo con Toto, o, tentado por Oracle prefería la America's Cup o la aviación, que lo había susurrado una fuente súperfiable, o se nos jubilaba, ¡qué susto! El chaval lo tiene todo. Es mentar su nombre y que se haga la magia en la redacciones y los clics suban más que el valor de las empresas de armamento en la bolsa cuando el orbe huele a lío monumental.

Pero todo esto también tiene su propia liturgia, como vengo contando, y, como se ha demostrado siempre, la mejor manera de mantener a Colapinto u otros en el candelero, es encontrar escollos en el camino, tensionar al personal, que se dice, a pesar de que para ello se recurra (feamente) a poner en condicional el ya de por sí dudoso futuro profesional de Valtteri Bottas en F1. 

Os leo.

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