domingo, 1 de septiembre de 2024

Charles en casa


A pesar de que a la armada mediática británica no le ha sentado demasiado bien la «no victoria» en Monza de los chicos de Woking, Lando, mayormente, el Gran Premio de Italia ha tenido nombre y apellido, y madrina, y a Ferrari y Leclerc me voy a deber en esta entrada con todo el ímpetu que me queda a estas horas.

Y sí, George Russell se ha suicidado al embocar la recién renovada Rettifilo, y Norris ha vuelto a malgastar ser el poleman y Piastri persevera en demostrarle a su compañero que «quién manda aquí» no es solo una frase hecha y hay que hacerla valer sobre la pista; y sí, también, por qué no citarlo, a McLaren le sigue viniendo un poco grande ser la gran promesa de este 2024, pero todo esto no empaña ni tanto así la gran actuación ejecutada en casa por La Scuderia y el titular del dorsal número 16, salvo, claro, si te empeñas en hacer el bobito durante la retransmisión y en la lectura de la prueba, algo que ya no es exclusivo de los medios españoles.

Charles partía cuarto en parrilla pero en la primera vuelta ya era segundo detrás de Oscar, y en las cincuenta y dos restantes ha gestionado a las mil maravillas sus opciones, imponiéndose sin contestación a partir del giro 38 y viendo el primero la ajedrezada... 

Hasta aquí la realidad, que decía aquél, los hechos, lo empírico, que argumentaba el sabio, y quedarnos en las moñadas de Lando quejándose en palabra y gesto de que su equipo poco menos que no tiene las ideas claras, o sustantivando la suerte que ha tocado con su varita a un Piastri que ya adquiere tintes de villano en la película que se montan siempre los ingleses, no impide que monsieur Leclerc haya firmado su segunda obra maestra de este año, en Monza, nada menos, ni que Maranello haya teñido de rosso los sueños más húmedos de los tifosi.

Buena tarde, maravillosa. Con eso me quedo.

Os leo.

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