Existen ámbitos en los que tengo la sensación de que, además de lo perdido, seguimos retrocediendo con cantamañanas como Stefano Domenicali, CEO de Liberty Media y jefazo de la Fórmula1, afirmando en público y sin sonrojarse lo más mínimo, que no se prevé al menos en los próximos 10 años, que las mujeres intervengan en la máxima categoría del automovilismo deportivo, y todo ello sin que Mohamed Ben Sulayem, Presidente de la FIA, el máximo organismo rector, lo desautorice en público o le ablande los lomos a gorrazos.
La mujer sí interesa como consumidora de motorsport —por término medio es menos dispersa en sus elecciones que el varón y su fidelización resulta más prolongada en el tiempo y, por tanto, es más rentable—, pero no encuentra cabida digna en él porque el modelo vigente de explotación nos lleva a depender de parajes donde sentaría muy mal que una chica se subiera al podio rodeada de machotes, y peor aún si consiguiese el cajón más alto.
En este cuadro brutalmente esquizofrénico e injusto, las mujeres son tratadas por el establishment con un insoportable paternalismo, creando para ellas corralitos específicos o vendiéndolas en tonos pastel y con lacitos...
A ver si nos entra en la cabeza: la mujer competía conduciendo coches desde el inicio de la actividad, y no encontró problemas en disputar carreras tan duras como las 24 Horas de Le Mans, por ejemplo, hasta que comenzaron a instalarse en los cargos más altos imbéciles como los que sufrimos ahora, que creen saber mejor que ellas qué es lo que les conviene o lo que les hace pupa, o aquello para lo que no están preparadas, mientras guiñan o realizan gestos a la galería con tal de que sigan comprando. Y que no se metan donde no las llaman, OK?, no sea que un jeque o un dictadorzuelo de los muchos que sobran, incluso en Occidente, acabe rompiendo los contratos.
Os leo.
1 comentario:
El padre de Lewis, acompañando a su hijo al karting, el campeón del pueblo, con todas las posibilidades en su contra. El progenitor de Fernando, conduciendo un viernes durante horas para llegar al evento, reventado, mientras éste dormía en la parte de atrás. El papá de Verstappen, tocapeloteando a todos y a su hijo para que alcanzara la excelencia...
Mientras tanto, la única madre ilustre de la F1 que viene a mi mente, es la de Albon. Quizás se trate de que al final, no están tan locas, ni tienen la capacidad de obsesionarse perdidamente con poner en riesgo a su cría.
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