domingo, 11 de junio de 2023

La mística a través de las imágenes #25TLM23 [25]

Últimamente he descubierto un amor desusado por la historia que cuentan las imágenes. Imagino que no es fácil de entender, pero verán cómo al terminar este artículo estarán igual que yo.

Resulta que, cuando historiás, uno de tus insumos principales son los documentos en soporte papel. Y las imágenes nos cuentan mucho más de lo que nos parece ver. Los invito a recorrer conmigo parte de la historia de las 24 horas de Le Mans a través de algunos pósters oficiales de la carrera.

No podíamos comenzar con otro que no fuera el primero. En 1923, la edición contó con instalaciones precarias que se deterioraron aún más luego de una tormenta de lluvia y granizo que duró, según las crónicas, por unas 4 horas... aunque Hartford, una marca de amortiguadores, levantó el Hartford Hotel al lado de boxes. En esa carpa se sirvieron 50 pollos, 70 litros de sopa caliente, 450 botellas de champagne y una cantidad sin determinar de vino tinto y blanco. La marca de amortiguadores fue pionera de los hospitality de las marcas de hoy en día. Así, podemos ver en el póster que ya se publicitaba el buffet, música, fuegos de artificio, bar americano y bandas de Jazz entre otras...

Si seguimos recorriendo los siguientes affiches veremos un hilo en común: la nocturnidad. La noche llamaba la atención, era el atractivo principal de la carrera. Ni sus 24 horas, ni la cantidad de inscriptos; el desafío de la noche, su peligro y el poder superarla era la constante que vuelve a presentarse aleatoriamente hacia mitad de siglo XX.

El póster de 1926 tiene un sabor especial: combina la nocturnidad con el dibujo del trazado del circuito de fondo y la figura del auto y el piloto en un primer plano. Algo está cambiando...

Ese algo es la importancia de la imagen del piloto al respecto del auto —entre 1950 y 1970, época de los majestuosos Jaguar, Lancia, Ferrari, Ford, Porsche, por sólo nombrar a las marcas ganadoras de esas décadas. 

Los espectadores, muda compañía, se agigantan a partir de 1967 y le pelearán palmo a palmo el lugar principal a autos y pilotos hasta 1973. La fiesta que se promocionaba en esa lejana primera edición llega a todo su esplendor para cuando las 24 Horas de Le Mans cumplen 50 años.

Quienes han asistido a la mítica carrera saben que los espectadores hacen tanta vigilia como cada uno de los integrantes de los equipos. Se duerme poco, de a ratos y mal. No dejas de ver el cronómetro (o la web con los datos hoy en día). Estás atento a las señales que indican que han entrado a boxes, se han despistado, ha habido un accidente o simplemente acabó el turno y el conductor cede el lugar detrás del volante. 

1969 fue un parteaguas en doble sentido. Por un lado, y a raíz del accidente de John Woolfe, quien se mata por no tener ajustado el cinturón de seguridad, se deja de lado la largada «al estilo Le Mans» y es reemplazada, a partir de 1970, por la «tipo Indianápolis». La segunda, la fábrica Porsche decide dejar de vender los Porsche 917 a pilotos inexpertos.

Personalmente, siguiendo la línea que comencé con piloto y auto, debo hacer una mención especial al póster de 1963, me encanta por su plasticidad, y presten atención a ese reloj que marca el tiempo: puede ser rápido, lento, infame o sublime, pero es inexorable.

Más cerca de nuestro tiempo, salvando las diferencias y la publicidad explícita a los cigarrillos (cierto, en esa época todavía no estaban prohibidos), podemos apreciar cómo en una década, el protagonista sigue siendo el auto. A partir de aquí ya no vemos a pilotos y espectadores, no vemos partes de La Sarthe; nuestra visión queda acaparada por los autos, el auto más bien.

Con un poco de nostalgia tengo que decirles que ese cambio me gusta poco por no decirles nada, ya que el automovilismo es una pasión que sin espectadores no hubiera llegado muy lejos a pesar de la técnica y de la historia que envuelve a la carrera. Y así, llegamos al 2023. 

El póster de 2023 tiene reminiscencias a ese primer póster de 1923 (el fondo, el árbol, el búho). La noche vuelve a ganar preeminencia y las distintas categorías se prestan a sobrevivir 24 horas de múltiples peripecias para ser el único y gran campeón de las 24 Horas de Le Mans en su cumpleaños número 100... 

[Le Mans – La mística a través de las imágenes]


By Estefanía Ferreira

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