El año pasado por estas fechas aún no había comenzado el campeonato y, bueno, el gatillazo de Australia, la pandemia, las prisas y las gabelas consiguientes, ejercieron de acelerante para que los aficionados tragásemos con la idea de que algunas pruebas se celebrasen por duplicado... Al final, tres circuitos albergaron seis pruebas (Spielberg, Silverstone y Sakhir) y marchamos a ritmo de boy scouts buscando el manantial de la sabiduría como si no hubiera mañana.
Como dejé escrito varias veces durante 2020 y, en concreto, en diciembre pasado [F1 de garrafón], el asunto me pareció un absoluto despropósito porque ni la densidad de citas ni el ritmo impuesto tenían mucho que ver con ese valor de excelencia que se atribuye a nuestra actividad. Obviamente existía una cuestión económica detrás de todo ello —faltaría más no tenerlo en cuenta—, pero esta temporada sigo sin entender muy bien qué necesidad tenemos de andar repitiendo prueba en algunos trazados, caso del Red Bull Ring este próximo domingo, o de rellenar huecos, caso de Turquía por Singapur a comienzos de octubre.
Desde el plano técnico el asunto resulta todavía más complicado de entender. Con tres unidades de potencia para toda la campaña, un par de ausencias vendrían incluso bien porque permitirían dar vidilla a la parrilla —la brecha abierta entre Mercedes AMG y Red Bull con los que optan a consagrarse como primeros de los mortales tiene mucho que ver con esto, pues muchos equipos ya han elegido ahorrar kilómetros y esfuerzo a sus propulsores, y es algo que se lleva percibiendo desde el Gran Premio de España.
Está también el tema de las sustituciones, ya que no es lo mismo prever que te vas a enfrentar a Istambul Park y encontrarte con Spielberg renombrado, para, unos meses después, calcular todo para Marina Bay y que te salga como un conejo detrás de un seto Istambul Park. Y ya que estamos, puesto que Toto Wolff nos lo ha recordado aunque James Allison le ha corregido, por qué no mencionar que julio va a ser para otras tantas escuderías el momento de centrarse en el coche de 2022...
No me enredo. La exclusividad tiene sus reglas y la más reseñable es la escasez de producto. Un Tour de France es una carrera única pero perdería enteros si disfrutásemos de dos Tours por año. Apliquémoslo a las 24 Horas de Le Mans, por ejemplo, y no, no sería lo mismo si en vez de una fuesen dos citas en La Sarthe. Wimbledon, el Roland Garros, etcétera... No esperes catar un Castillo Ygay Gran Reserva Especial de Marqués de Murrieta en cualquier sitio, hay pocas botellas de una añada ciertamente especial.
Desde luego que Liberty Media sabe mejor que yo a qué estamos jugando, pero ni lo entendía en 2020 ni soy capaz de entenderlo en 2021. Menos aquí es más, pero entre las minicarreras y la reparación de huecos vamos como locos a convertir el cumplimiento del calendario en una especie de dogma que a Domenicali y su peña les hace una ilusión tremenda pero no sé si tiene mucho sentido para nosotros. Pirelli misma, escoge dos gamas de compuestos para un mismo sitio (Spielberg), cuando lo lógico sería que eligiera la mejor siempre, ya que su obligación es darnos el mayor espectáculo posible.
No me hagáis mucho caso. Es martes por la tarde, la Eurocopa nos está barriendo, pero así y todo, os leo...
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