lunes, 14 de junio de 2021

Nunca digas «nunca jamás»

La primera cita de la doble en Belle Isle (Chevrolet Dual Race 1, Detroit), nos deparó la grata sorpresa de ver a Patricio O'Ward saliendo desde la pole, aunque, tal vez para compensar, Àlex Palou arrancaba desde donde Brian perdió su sandalia por una discreta clasificación a la que hubo que sumar una penalización de seis puestos por haber cambiado motor.

La carrera a 70 vueltas en el rutero Detroit Street Circuit comenzó sin que nadie pudiera imaginar ni lo movidita que acabó resultando ni su duración. O'Ward lideró los primeros compases luchando con Alexander Rossi y un Romain Grosjean que ha demostrado una rápida adaptación a la disciplina norteamericana y sigue teniendo esa velocidad que no pudo demostrar sobre Haas en Fórmula 1.

El temprano paso por boxes de los que eligieron ir a tres paradas definió el primer cambio de escenario. Will Power y Takuma Sato se mantuvieron en pista, pero Scott Dixon dio buena cuenta de ellos en apenas un puñado de giros. Todo trancurría dentro de la normalidad habitual en este tipo de pruebas cuando en la vuelta 28 Felix Rosenqvist se fue directo al muro a una velocidad extremadamente alta que quedó explicada horas después, cuando Arrow McLaren SP aclaró (parcialmente) que el acelerador había quedado encallado, haciendo inútiles los esfuerzos del piloto sueco por frenar. 

En principio se temieron graves consecuencias físicas para Rosenqvist dada la brutalidad de un impacto que llegó a quebrar el muro de hormigón, pero el conductor fue excarcelado del amasijo que se había formado y posteriormente trasladado al hospital —a estas horas permanece en observación pero fuera de peligro—, mientras se decretaba una interminable bandera roja que se fue más allá de la hora y cuarto de duración.

El reinicio destrozó los planes de aquellos que habían apostado por dos paradas en vez de tres, entre ellos Palou. La ventaja estratégica se había evaporado y tocaba lidiar con un panorama más convencional que hacía imprescindible ganar terreno sobre el asfalto. Marcus Ericsson fue uno de los grandes beneficiados por cuanto había parado antes de que se cerrara el pit.

Nada hacía preludiar un cambio de escaleta. Will Power mantenía el primer puesto y en cierto modo circulaba con comodidad a falta de seis vueltas para el final, cuando Grosjean golpeó al muro dejando su vehículo (Dale Coyne - Honda) estorbando en la trazada. La amarilla parecía inevitable, pero Dirección de Carrera estimó más adecuada una segunda bandera roja para facilitar un final de carrera competido tras la pertinente reanudación.

El Penske de Power dijo hasta aquí hemos llegado y el australiano no volvió a pista. Ericsson tenía ante sí la posibilidad de su primera victoria en el NTT IndyCar Series y no la desaprovechó, incluso aguantando el arreón de Takuma Sato, quien buscando hacer sangre acabó perdiendo sus opciones de podio. Así las cosas, los tres giros después de la roja fueron de infarto. Ganaba definitivamente Marcus Ericsson, seguido por un Veekay muy sólido y con O'Ward en la tercera plaza, por delante de Sato.

Dixon se tenía que conformar con la octava posición, lo que, a la postre, le supuso ceder el segundo puesto de la clasificación al mexicano de Arrow McLaren. Àlex Palou ni siquiera pudo limitar daños. Terminando decimoquinto, su liderazgo en la Serie quedaba pendiente de un hilo.

Os leo.

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