El de Tennessee mantuvo la posición de privilegio en los primeros compases de la prueba, seguido por Colton Herta, pero abrió brecha inmediatamente después del caution provocado por la arremetida de Max Chilton a James Hinchcliffe tras la pérdida de su alerón en un movimiento en falso de Bourdais, que se sumaba a la tangana previa habida entre Rossi, Grosjean y Dixon.
Sobre la 54 la cita dio un giro dramático que paró en seco las aspiraciones del joven californiano. Jimmie Johnson perdía el coche y lo dejaba clavado ocupando la escapatoria, y Dirección de Carrera decretaba la segunda amarilla de la jornada. Arrow McLaren vio inmediatamente las posibilidades que se abrían para su piloto mexicano y le ordenó ir con todo, aunque esa fiesta iba a durar muy poco ya que Romain Grosjean se convertía en protagonista de una escena que nos hizo esbozar una sonrisa amplísima aquí en Europa.
El superviviente del brutal accidente en Bahrein donde pasó 27 segundos rodeado por el fuego, pretendió ayudar apagando las llamas que desprendían los frenos de la rueda delantera izquierda, pero mientras sostenía el extintor fue apartado no de muy buenas maneras por un marshall que seguro no se sabía la historia reciente del francés.
En fin, chascarrillos aparte, a la resalida en el giro 56 se sumó un nuevo caution en el 57 que duró hasta el 64, lo que dejó la batalla final circunscrita a 6 vueltas. Pato era quinto en ese momento y se desprendió de Graham Rahal y luego se fue a por Àlex Palou. Colton Herta ya había asumido que no podía llegar hasta Newgarden pero no esperaba al regiomontino. La disputa por el segundo puesto no alcanzó más allá de vuelta y media a Belle Isle.
Newgarden, sí, Newgarden. Con sus neumáticos en las últimas el de Tennessee trató de evitar lo inevitable, aunque O'Ward no estaba por la labor de dejar escapar a su presa. Se tocaron, pero el de Arrow McLaren SP era líder indiscutible al comienzo del último giro...
Vencía Patricio O'Ward y se aupaba así a la primera posición de la NTT IndyCar Series. Josef Newgarden terminaba tras él y Àlex Palou, esta vez sí, minimizaba daños en la tercera plaza después de una carrera razonablemente conservadora, aunque, a la postre, cedía la cabeza del campeonato. Herta tenía que conformarse con la cuarta, acabando inmediatamente antes que Graham Rahal.
Os leo.
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