El Gran Premio de La Emilia-Romagna queda lo suficientemente lejos (a tres semanas vista) como para que consideremos el de Barhein una bonita prueba de esfuerzo, de cuyo resultado para Maranello sabremos si es previsible que avance mucho o poco para la segunda cita del Mundial.
En principio sólo hemos dado los primeros pasos en la carrera de apertura y llamadme soso, pero espero con ansias ver la prueba de esta tarde porque en ella comprobaremos mejor el calibre de las mejoras y evoluciones que ha traído consigo el SF21 [Lo que importa (Ferrari)]. En todo caso, ayer disfrutamos de una notable actuación en Sakhir durante la clasificación que hizo que se me pusiera muy buen cuerpo, aunque quedó algo empañada por el discreto último intento de Sáinz.
Parece evidente que los tifosi hemos dejado atrás el amargo sabor de boca de 2020 pero, repito, queda la parte magra del asunto: corroborar que La Scuderia es capaz de sacar rédito de lo conseguido hasta ahora, palpar que la unidad de potencia italiana dispone de fiabilidad además de prestaciones puras, y lo más importante bajo mi humilde punto de vista, materializar que el muro será capaz de llevar a Leclerc y Sáinz lo más arriba posible sin enredarse con las estrategias.
Todo indica que puede ser así —yo cruzo los dedos—, pero queda verlo dentro de unas horas, aunque tampoco se puede negar que el inicio de la temporada 2021 está resultando bastante prometedor para Ferrari y sus seguidores.
Os leo.
1 comentario:
Soy más de pilotos que de colores y, más en el siglo del corporativismo.
Aún así, admiro las defensas románticas y comprometidas que expones. Porque cuando se ama a algo o alguien se hace muy conscientemente, conociendo sus virtudes y defectos y admirando ambos por igual.
La gran diferencia entre el fanatismo irracional y la defensa racional que este gran blog siempre exhibe.
Abrazos.
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