Comenzamos con la de Grove el repaso a la situación que dejan tras de sí los equipos participantes en este extraño Mundial 2020, y lo cierto es que la aventura de la británica estaba prácticamente escrita desde febrero pasado [Williams a la pata coja].
No, no estaba complicado imaginar qué iba a suceder. La de Claire (entonces) venía de un año malo, 2019, y con graves carencias económicas que habían paliado, en parte, la entrada en tesorería de los dólares de Nicholas Latifi. Pero había poco margen para los milagros, el equipo andaba con el agua al cuello y llegó el coronavirus sirviendo como acelerante para el incendio que iba a terminar por convertir en cenizas una de las historias más generosas en Fórmula 1.
Si lo relativo a la supervivencia de la escudería quedaba medianamente resuelto con la compra de Williams por Dorilton Capital en agosto, en lo deportivo no ha habido mayor novedad, circunstancia que también entraba en el guión, toda vez que los vehículos de esta temporada
servirán para la siguiente: «Dicho esto, no creo que a Williams le importe demasiado mantenerse en el puesto de farolillo rojo en 2020 y
2021 si ello le permite enderezar el rumbo en 2022, y es que, a finales de mayo, esto es lo que creo que va a suceder: Grove aprovechará la
coyuntura actual para solventar sus problemas endémicos y llegar lo mejor posible al estreno del nuevo reglamento» [F1 Returns (Williams)].
Y efectivamente, Williams ha vuelto a clavar la última posición de la tabla general de Constructores, lo que esencialmente no es bueno ni malo porque lo importante era sobrevivir y este aspecto ha quedado cubierto. ¿Cómo se promete 2021? Bueno, esa es otra historia que exploraremos a partir de los entrenamientos de pretemporada.
Os leo.
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