sábado, 26 de diciembre de 2020

La cuenta de la vieja

Llevo a cuestas tantas modificaciones del Reglamento Técnico de la FIA que han servido para poco, que miro con cierto escepticismo el menú que nos han preparado para 2021. 

Entra en vigor la reducción de techo presupuestario en su primer tramo, por ejemplo, y si en principio la noticia invita al optimismo, no es menos cierto que 145 millones de dólares supera con creces la dotación de muchas escuderías, lo que nos pone en que las potentes, o sea, Mercedes AMG, Red Bull y Ferrari, habrán adelantado la partida de gastos para que no las pille el toro (en 2020 sigue sin existir límite), y las otras, obviamente, seguirán con lo puesto a la espera de 2023, que será cuando todas estén en los 135 anuales y empezará a notarse la medida. 

Sintetizando, que es gerundio: no aspiro a que este particular se perciba excesivamente la próxima temporada.

Otro ejemplo. El diseño de los monoplazas estira su vida útil una campaña más pero se ha establecido una reducción de horas de túnel y CFD, y un sistema de tokens que permitirá ciertas evoluciones, aunque sólo en determinados aspectos ya pactados —a McLaren la van a mirar con lupa porque estrena nuevo propulsor y esto supone un cambio bastante gordo. 

También suena bonito, pero los equipos menos pudientes se han tomado la cosa con bastante parsimonia, como hemos podido comprobar en 2020, y se seguro que se hayan limitado a alargar sus respectivos proyectos con el objetivo meterse de lleno en llegar a 2022, que es cuando se estrenan los modernos vehículos que veremos a partir de entonces. ¿Los grandes? Bueno, es arrogable que ya estén en ello, y como decíamos en el párrafo anterior, seguramente les afecto poco o nada porque ya están gastando en 2021 y 2022 de una misma tacada...

No, tampoco creo que esto afecte al actual formato de espectáculo, al menos sustancialmente.

Para colmo de males, es decir, en plena antesala de recortes, la FIA y los integrantes de la parrilla no han tenido mejor idea que salvar al soldado Pirelli, de forma que se modificarán los fondos planos para limitar la carga aerodinámica (downforce) porque seguimos con la gama 2019 de la italiana. ¿Qué quiere decir esto? Pues es sencillo: que un interesante volumen de las partidas presupuestarias se va a ir por el retrete investigando y desarrollando las soluciones para el último año de este ciclo reglamentario, ya que en 2022 se barajarán las cartas de nuevo. Ni al que asó la manteca, vamos.

En definitiva, que me alargo. Hay algunas medidas más de diferente calado pero, en líneas generales, esta próxima temporada vamos a seguir consumiendo el mismo show que de costumbre. La brecha existente entre los equipos punteros y los parias va a seguir estando ahí, y yo diría que con cierta inclinación a acrecentarse por mor de las circunstancias. ¡Qué!, ¿cómo se os queda el cuerpo?

Os leo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como bien dices, estamos surtidos de ejemplos gatopardianos de cambios que no cambian nada, en ese sentido me parece que las escuderías ya han empezado a evitar el tema presupuestario, subdividiéndose en otras, mírese Ferrari-Haas https://www.motor.es/formula-1/haas-refuerza-lazos-ferrari-fabrica-maranello-202073985_73985_amp.html o MB-Aston Martin, con el mismísimo Toto, la propia Mercedes y Vettelin como accionistas.