Lo peor que te puede regalar la vida es la sensación de no haber aprendido nada. La edad, si sirve para algo, es para sumar canas o claridades y para mirar aquel niño que fuimos y recapacitar sobre qué cojones hemos hecho para haber cambiado tanto, cuánto hemos acumulado y no siempre bueno, en qué fregaos nos metimos y por qué y si valió la pena...
Madurar es jodido a pesar de que parezca lo natural, y a las pruebas me remito.
Y todo porque ha vuelto un piloto cuyo nombre no conviene pronunciar y toca ir haciendo hueco para dar el coñazo en 2021, porque si hay que decirlo se dice y no pasa nada, porque no existe nada más equidistante y fiable en el mundo que un alonsista que vio la luz, se cayó del caballo y entendió en medio del fogonazo que su misión en la vida era enseñar la verdad a los demás aunque no quisieran.
Buenos, malos aficionados, carné para poder hablar en público, tú sabes y tú no... y Nürbu...
Os leo.
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